Recientemente estamos asistiendo a una consecución de soflamas “trumpianas” por el control de los denominados “chokepoints”[1], infraestructuras marítimas vitales, o zonas marítimas estratégicas. Estos pueden ser conocidos canales como Panamá o Suez, países como Canadá o zonas de acceso a la ruta del Ártico, como Groenlandia. Esta sucesión de alusiones y reclamos se antojan “vitales” por parte del presidente americano en su estrategia, un tanto desordenada pero firme, para tratar de no perder la carrera por el control del mar, ante su gran rival: China.
La administración Trump contempla desde la tribuna VIP cómo su rival por el dominio del mar le va ganando el partido, cual final de la NFL o NBA se tratase, y lo que es peor, sin posibilidad de pedir tiempo muerto para realizar cambios de jugadores o de estrategia.
Explicaré una serie de razones concretas, que evidencian este auge chino y a la vez que el declive americano.
Como primera premisa, en solo cuatro años, China ha alcanzado un hito impresionante en la construcción naval, generando inquietud entre las principales potencias militares. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS[2]), los astilleros chinos han producido, entre 2019 y 2023, una cantidad de buques equivalente a toda la flota de la Marina Real Británica, más de 400.000 toneladas.
Este vertiginoso crecimiento refuerza el poder naval de Pekín, a la vez que aumenta la preocupación en Washington.
La acelerada modernización de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) ha convertido a China en la mayor potencia naval en términos de número de buques, superando incluso a la Armada de Estados Unidos. A finales de 2022, la flota china ya contaba con 351 barcos de combate, frente a los 294 de su rival estadounidense. Según el portal foreign affairs [3] americano, las cifras a marzo de 2025 son todavía más acusadas. Las proyecciones indican que para 2030, China alcanzará los 425 buques operativos, mientras que la flota de EE.UU. conseguiría llegar a unos 300-302.
Aunque la Armada estadounidense sigue hoy manteniendo una ventaja tecnológica y una mayor capacidad ofensiva, con su flota de destructores y cruceros con misiles guiados, portaaviones y submarinos nucleares, la rapidez con la que China construye y repone sus buques representa un desafío estratégico significativo, y vislumbra vientos de cambio en el futuro a medio plazo.
El dato más demoledor del informe del CSIS es que la capacidad de construcción marítima global (barcos mercantes) de USA es tan sólo del 0,1%, frente al 53% de China. Esto sugiere que también podrán reparar y modernizar mucho más rápido sus barcos.
Los astilleros de buques de combate americanos acusan una serie de problemas: amplia diversificación en la construcción naval exigida por la U.S. Navy, retrasos y revisiones en los diseños que exige la marina y sobre todo la pérdida de mano de obra cualificada (la media de permanencia de los operarios de astilleros navales USA es de 4-5 años dada la gran competitividad del mercado americano [4], por citar los más relevantes.
Además, estos condicionantes, sumados a las lógicas exigencias de la US Navy de construir portaaviones clase “Gerald Ford”, Submarinos clase “Virginia”, destructores clase” Arleigh Burke” y anfibios clase San Antonio, no son suficientes. Otro ejemplo de esta situación es la asignación del contrato de las nuevas fragatas clase “Constellation” tambien denominadas proyecto FFGX al gigante italiano Fincantieri. Aún así, dadas las continuas revisiones de proyecto y las propias dificultades ya reflejadas en suelo americano, (el constructor italiano realiza las fragatas en EE.UU, en un astillero en el que tiene participación económica) el programa acumula importantes retrasos[5].

La preocupación es notable, así que el presidente republicano avanzó hace unas semanas que crearía una nueva oficina de construcción naval en la casa blanca para «resucitar la industria naval americana, incluyendo la construcción naval comercial y la construcción naval militar».
Esta oficina deberá establecer unas claras estrategias, objetivos y líneas de acción para intentar revertir la situación y regenerar la construcción naval militar de EE.UU. Estamos hablando de una empresa nada fácil, dada la “velocidad de crucero” en cuanto a construcción naval que ha alcanzado la República Popular de China en los últimos años.
Notas
[1] Los “Choke points”, son los puntos fundamentales en las rutas marítimas internacionales, bien porque se producen en “cuellos de botella” o pasos estrechos, canales o de importancia estratégica.
[2] Matthew P. Funaiole, Brian Hart, and Aidan Powers-Riggs, 11 Marzo 2025. https://www.csis.org/analysis/ship-wars-confronting-chinas-dual-use-shipbuilding-empire
[3] Stephen Biddle y Eric Lars. Portal on- line de asuntos estratégicos estadounidenses Foreign Affairs, 19 marzo 2025. https://www.foreignaffairs.com/united-states/does-america-face-ship-gap-china
[4] Portal on-line Global Defense Scoop, 22 febrero 2025. https://www.globaldefensecorp.com/2025/02/22/navy-officials-and-shipbuilders-have-attributed-the-us-shipbuilding-issues-to-long-term-and-short-term-problems/
[5] Portal on-line Zona Militar, diciembre 2024. https://www.zona-militar.com/2024/12/18/la-armada-de-ee-uu-se-alista-para-finalizar-la-etapa-de-diseno-de-sus-nuevas-fragatas-clase-constellation-durante-el-2025/
Fotos: cedidas