El acto celebrado ayer a bordo del correíllo “La Palma”, en el que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se ha convertido en patrono de la fundación e incrementará su aportación anual hasta 20.000 euros, prescindió intencionadamente de la presencia de dos actores fundamentales para su mantenimiento: la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, en cuyo dominio marítimo-terrestre se encuentra y disfruta de algunas prebendas tarifarias y el Cabildo Insular de Tenerife, que es el propietario del barco.
Hemos detectado malestar en la Autoridad Portuaria “por las formas” de quienes dirigen la Fundación, pues se han olvidado de que el barco está en su dominio. También hay malestar en el seno de la propia Fundación, y eso no es nuevo, viene desde hace mucho tiempo, pues se prescinde del grupo de voluntarios cuando no conviene. El acto de ayer se limitó solo al presidente y vicepresidente con la supuesta excusa de una petición de la Autoridad Portuaria debido a la presencia de dos cruceros de turismo. Cuestión absurda, dada la demostrada competencia de la Policía Portuaria, que sabe perfectamente cómo ordenar el tránsito de personas por el recinto portuario.
La ausencia del Cabildo Insular de Tenerife también es significativa, pues los tres actores, es decir, Cabildo Insular, Autoridad Portuaria y Ayuntamiento, son esenciales para el pretendido fin, como también lo son los voluntarios de la Fundación que arriman el hombro y ayer se sintieron despreciados por los “cargos vitalicios”. Un poco de humildad no les viene mal.
Foto: Jorge Santaella