A orillas del lago Tuusula se encuentra el Museo de la Fundación Lotta Svärd, dedicado a destacar la trayectoria de la organización paramilitar auxiliar voluntaria de mujeres finlandesas, que remonta sus orígenes a 1918. En tiempos de paz, en las décadas de los años veinte y treinta, sus filas se nutrieron de una gran cantidad de mujeres que realizaban trabajo social voluntario, pero su mayor protagonismo llegó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando su esfuerzo reemplazó a los hombres que combatían en el frente.
Toma su nombre de un poema de Johan Ludvig Runeberg, en el que describe a una mujer ficticia llamada Lotta Svärd, en el que un soldado finlandés, Svärd, fue a luchar en la Guerra de Finlandia y llevó a su esposa, Lotta. El soldado Svärd murió en la batalla, pero su esposa permaneció en el campo de batalla, cuidando a los soldados heridos. El nombre Lotta Svárd fue mencionado por primera vez por el mariscal Mannerheim, en un discurso pronunciado el 16 de mayo de 1918.
Después de la Guerra Civil Finlandesa, en la que se asoció a la Guardia Blanca, Lotta Svärd se refundó en septiembre de 1920 como organización independiente. Para poder ingresar en sus filas era preciso ser cristiana finlandesa y aportar las referencias de dos personas consideradas confiables. Las mujeres extranjeras podían ser admitidas con una licencia especial y en sus filas hubo también musulmanas y judías.
En la década de los años veinte, Lotta Svärd se expandió de manera considerable, hasta alcanzar 60.000 miembros en 1930 y 242.000 en 1944, de modo que se trataba de la organización auxiliar voluntaria más grande del mundo, momento en el que la población de Finlandia no alcanzaba los cuatro millones de personas.
Durante la Guerra de Invierno, unos cien mil hombres fueron movilizados al frente y sus trabajos reemplazados por «Lottas»; además de servir en hospitales, su papel resultó destacado en puestos de alerta y vigilacia de ataques aéreos y otras labores auxiliares, bajo mando militar. Aunque oficialmente estaban desarmadas, las mujeres que atendían una batería antiaérea en Helsinki, en el verano de 1944, recibieron rifles para su defensa, por lo que se trata, como citan los historiadores finlandeses especializados en temas de la Segunda Guerra Mundial, de la única unidad femenina armada en la historia de las fuerzas de defensa de Finlandia.
La extrema necesidad de mano de obra llevó a una rápida contratación, por lo cual no siempre el entrenamiento fue el adecuado de acuerdo con los principios de la organización. Lo cual, dado que la mayoría de los nuevos reclutas eran jóvenes e inexpertos, causó fricciones con los veteranos.
Lotta Svärd sufrió pérdidas relativamente poco importantes, teniendo en cuenta el número de mujeres enviadas a zonas de guerra. Tanto en la Guerra de Invierno como en la Guerra de Continuación, murieron 291 Lottas, de ellas 140 por enfermedades, 66 en el frente, 47 en ataques aéreos y otras 34 en accidentes.
Cuando terminó la Guerra de Continuación, la Unión Soviética exigió que se prohibieran todas las organizaciones consideradas paramilitares, fascistas o pseudo fascistas. Lotta Svärd fue disuelta el 23 de noviembre de 1944, aunque posteriormente se fundó una nueva organización llamada Suomen Naisten Huoltosäätiö (Fundación de apoyo de las mujeres finlandesas), que se hizo cargo de gran parte de los efectivos existentes. Esta organización todavía existe con el nombre de Lotta Svärd Säätiö (Fundación Lotta Svärd).
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo