Templo de Heracles (Templo A)
Junto a la Porta Aurea se encuentra el Templo de Heracles, dedicado a la veneración del héroe Heracles o Hércules, uno de los más admirados por los habitantes de la antigua Akragas. La identificación la proporciona Cicerón, cuestor de Sicilia en el año 75 a.C., quien alude a una gran estatua de bronce de Heracles, en un templo situado en el ágora: sus labios y su mentón estaban desgastados, se decía, a fuerza de ser tocados por los peregrinos.
El templo de Heracles es el más antiguo de todos los situados cerca de la muralla meridional y el segundo más grande de Agrigento. Data del año 500 a.C. y mide 25,34 × 67,00 m. Se alza sobre un basamento de tres gradas y tiene un peristilo de 6 x 15 columnas, si bien alargado algo más de lo normal, lo que permitió proporcionar a las extremidades un espacio igual a la anchura de dos columnas, tanto delante el pronaos como detrás del opistodomos. Falta el ádyton, espacio habitual en los templos de Sicilia y se observa, además, cajas de escaleras de piedra en los flancos de la entrada al santuario, siendo las primeras conocidas en la isla [1].
Los elementos de arquitrabe muestran sangrías de elevación con forma de U, destinadas a pasar cierres de descarga simétricos. El edificio fue destruido por un terremoto, encontrándose parte de los restos dispersos por toda la zona, entre ellos capiteles cubiertos de estuco. En la actualidad sólo quedan en pie ocho columnas visibles en el lado meridional, que fueron levantadas en 1924, mientras que el conjunto del lado septentrional lo estuvo a partir del siglo XIX.
Templo de Hefesto (Templo G)
El Templo de Hefesto (Vulcano en la mitología romana), también del siglo V a. C. (hacia el año 430 a.C.), se cree que era una de las construcciones más imponentes del lugar, pero actualmente es uno de los más afectados por el paso del tiempo y los fenómenos naturales. Se encuentra situado en el ángulo suroeste de la ciudad antigua, al otro lado del valle, siendo el que queda en el extremo oeste de la colina de los templos. Es de estilo dórico períptero de 6 × 13 columnas, y mide 17,06 × 35,19 m.
Precedido por un anticuado sacello, se trata de un edificio con cella y pronaos (de 13,25 x 6,50 m). La decoración arquitectónica ha sido reconstruida en época reciente, aunque el edificio dórico superpuesto al citado sacello está mal conservado. Sobre una crepidoma de cuadro gradas, las columnas presentaban una rudentatura de claro influjo jónico.
Sobre el lado occidental de la ciudad se conservan los restos de las Puertas VI y VII, la primera probablemente con puerta y contrapuerta situada en el centro de un pequeño valle atravesado por una carretera directa hacia Heraclea. La segunda está guarnecida por dos torres y, en el valle, de dos poderosos baluartes externos, un sistema de defensa avanzada parecido al que existe en Camarina (Sicilia). Más al norte quedan los restos de las Puertas VIII y IX.
Templo de Asclepio (Templo H)
El Templo de Asclepio (Esculapio en la mitología romana) se construyó al sur de la ciudad antigua, por lo que puede considerarse ubicado en un barrio distinto al valle de los Templos, siendo el más meridional de los edificios. Data de la segunda mitad del siglo V a. C. y es de estilo dórico in antis con unas dimensiones de 10,70 × 21,70 m.
Se le identifica a partir de la descripción de Polibio, según la cual dicho templo debía encontrarse “ante la ciudad”, a la distancia de una milla. Aunque se ha comprobado que el dato no es exacto, el aislamiento y la relativa modestia y antigüedad del edificio, sobre todo para el culto de Asclepio, hacen que la identificación resulte insuficiente.
En el santuario de Asclepio se conservaba una estatua de bronce de Apolo, obra de Mirón, donada por Escipión a la ciudad y robada por Verres. Se alza sobre una crepidoma de tres gradas y tiene la particularidad insólita de que el falso opistodomos está representado por dos semi-columnas puestas en la parte externa del fondo de la cella, imitando así una estructura anfipróstila. También destacan parte del entablamento, con grandes cabezas leoninas, friso y geison del frontón.
Templo de los Dioscuros (Templo I)
Al oeste del Olimpeion se extiende hasta la Puerta V un barrio de la ciudad, con vestigios de zona habitacional. Del norte de este templo parte una vía procesional que rodea las viviendas para incorporarse a la Puerta V y al templo de los Dioscuros. Es un nombre atribuido arbitrariamente: fuentes antiguas citan que en Akragas se honraba a Cástor y Póllux, pero las últimas investigaciones tienden más bien a vincular a los gemelos al llamado tradicionalmente “templo de la Concordia”. Data de mediados del siglo V a. C., construido en estilo dórico períptero y mide 13,86 × 31,70 m.
La esquina sureste se reconstruyó en el siglo XIX por el escultor Valerio Villa Reale y el arquitecto Saverio Cavallari. Se trata de una reconstrucción un tanto pintoresca, e incluso se ha convertido en un símbolo y uno de los temas más fotografiados de los vestigios de Agrigento, pero no cuenta con el respaldo de los investigadores e historiadores del arte, ya que se produce una mezcla de elementos de distintos estilos y épocas y, además, la reconstrucción (1836-1871) del ángulo noroeste se hizo en sillería contemporánea y convenientemente envejecida. Numerosos restos de tambores de columnas acanaladas que formaban antes un peristilo están diseminados por toda la superficie del templo [2]. En el lado este pueden distinguirse igualmente, restos del altar.
Otros santuarios, edificios y construcciones
El templo de los Dioscuros se alza sobre un témenos que es el más antiguo de todos los lugares de culto conocidos en Agrigento. Al sur del templo se encontraron los restos del denominado templo L, construido después y con el mismo plano, pero más grande. Es posible que fueran levantados sobre edificios de culto preexistentes.
En la parte norte del santuario se encuentran aún los basamentos de lugares de culto que se remontan a la primera mitad del siglo VI, es decir, poco tiempo después de la fundación de la ciudad. Los griegos honraban allí a las divinidades ctónicas, sobre todo a las diosas de la tierra y de la fertilidad, Deméter y su hija Perséfone, pero también a Hécate y Hades.
En medio de estos lugares de culto se encuentra un altar circular y otro rectangular. El primero tiene una cavidad mediana que servía para depositar las ofrendas líquidas o para recoger la sangre de los animales ofrecidos en sacrificio. Alrededor de estos altares se ordenan los edificios en forma de megarón con pronaos, naos y ádyton, dos en dirección este-oeste, y otro en dirección norte-sur. Este último se relaciona con un edificio de culto de cella rectangular que tiene una entrada cuya fachada está constituida por cuatro pilares. Al norte se encuentra otro edificio de culto con aspecto laberíntico, con un altar cuadrado en una parte lateral, y un altar circular en la última sala.
La necrópolis paleocristiana se encuentra junto al Templo de la Concordia. Se sabe que esta zona fue reutilizada por los primeros cristianos de la comarca como enterramiento, con tumbas extraídas de los acantilados y los afloramientos rocosos. Al norte del lugar donde se encuentran los templos de las divinidades ctónicas hasta el templo de Juno se encuentra la colina de san Nicolás, donde se asienta el barrio y la necrópolis helenístico-romana. También puede apreciarse la ubicación del Eclesiasterión y el oratorio de Falaris y un poco más al norte se encuentra el Bouleuterion.
La llamada tumba de Terón es un monumento funerario del siglo I a.C., con planta cuadrada coronado por una torre con las puertas ciegas talladas en piedra calcárea y columnas dóricas coronadas por capiteles jónicos en los ángulos. Por último, en el extremo noroeste de la ciudad, se encuentra la Acrópolis y los templos de Zeus y de Atenea, mientras que al este está el templo de Deméter.
Notas
[1] Spawforth, op. cit.
[2] Op. cit.
Bibliografía
– AA.VV. Enciclopedia Universal del Arte. Plaza y Janés Ed. Barcelona, 1978.
– AA.VV. Grecia, cuna de occidente. Ediciones Folio. Madrid, 1992.
– Bianchi Bandinelli, R. et al. El arte de la Antigüedad clásica. Grecia. Akal Ediciones. Madrid, 1998.
– Blanco Freijeiro, Antonio. Arte griego. CSIC. Madrid, 2004.
– Elvira Barba, Miguel Ángel. Arte clásico. Col. Historia 16. Madrid, 1996.
– Olmos, Ricardo. El arte griego. En Historia del Arte. El mundo antiguo. Dirigida por Juan Antonio Ramírez. Alianza Editorial. Madrid, 2006.
– Spawforth, Tony. Los templos griegos. Akal Ediciones. Madrid, 2007.
– Spivey, Nigel y Squire, Michael. Panorama del mundo clásico. Ed. Blume. Barcelona, 2005.
– Stierlin, Henri. Grecia. De Micenas al Partenón. Taschen GmbH. Köln, 2009.
Fotografías:
General Cucombre, Clemensfranz, Giambattista Scivoletto, Urban, Valerie Perticone, Matthias Süßen y Juan Carlos Díaz Lorenzo.