En mayo de 1946 el astillero gaditano Echevarrieta y Larrinaga puso en grada el primer bloque de la quilla de la construcción número 32, contratado en 1942, que correspondía a un buque-escuela similar al «Juan Sebastián de Elcano», inicialmente destinado a la Armada española para la formación de suboficiales y recibió sobre el proyecto el nombre de «Juan de Austria». Sin embargo, la explosión ocurrida el 18 de agosto de 1947 causó la destrucción del astillero, de modo que la construcción de éste y otros buques entonces en curso quedó paralizada hasta 1952, en que se reanudaron los trabajos, en virtud de un acuerdo entre el Gobierno español y el chileno para saldar una deuda pendiente de la importación de varios miles de toneladas de salitre [1] para recuperar la agricultura del país devastada tras la guerra civil.
A finales de septiembre de 1950, el consejero de la embajada de España en Chile y su agregado naval, Eduardo Viada y el CF Leopoldo Boado, se entrevistaron en la capital chilena con el subsecretario de Marina, CN Pedro Espina Ritche, a quien plantearon la posibilidad de saldar parte de la deuda con productos manufacturados y, entre ellos, buques construidos o en construcción, momento en el que la Armada de Chile se interesó por el inconcluso “Juan de Austria”. La propuesta llegó hasta el presidente de la República, Gabriel González Videla y obtuvo el respaldo del Congreso Nacional, en fecha 27 de diciembre de 1951, por un costo de 2.980.000 dólares para su terminación.
El Estado Mayor de la Armada de Chile introdujo diversos cambios en el proyecto del buque-escuela para adaptarlo a sus necesidades y el 23 de octubre de 1952 se firmó el contrato de compra-venta en Madrid, en documento rubricado por el contralmirante Jesús M. de Rotaeche, en representación de la Empresa Nacional Bazán y del astillero intervenido por el Estado y el embajador de Chile en España, Luis Subercaseaux Errázuriz. Ello permitió que continuaran los trabajos hasta su botadura efectuada el 15 de mayo de 1953, entonces bajo el emblema de Astilleros de Cádiz y con el nombre de «Esmeralda» [2], ceremonia en la que actuó de madrina la señora Raquel Vicuña de Orrego y a la que asistieron más de cinco mil personas, según las crónicas de la época.[3]
El 15 de junio de 1954, Astilleros de Cádiz procedió a la entrega oficial del buque-escuela «Esmeralda» al Gobierno de Chile, representado por el embajador en España, Óscar Salas Letelier.[4] Afirmado el pabellón nacional y bajo el mando del capitán de navío Horacio Cornejo Tagle, al día siguiente zarpó del puerto gaditano en viaje a Las Palmas de Gran Canaria, desde donde cruzó el Atlántico rumbo a New Orleáns para la instalación de una planta destiladora de agua y luego continuó vía canal de Panamá a Tongoy, Chile, donde fue recibido por la Escuadra de aquel país hasta su llegada triunfal a Valparaíso, el 1 de septiembre siguiente, en olor de multitud.
Notas
[1] La transacción se realizó con una equivalencia de 50 pesos por “dólar salitrero”.
[2] Conmemora a la fragata de su mismo nombre capturada en El Callao por el almirante lord Thomas Alexandre Cochrane, en una audaz incursión en la noche del 5 de noviembre de 1820.
[3] Diario de Cádiz, 16 de mayo de 1953. p.1.
[4] ABC, 16 de junio de 1954. p. 37.
Foto: Dennis C. Cantrell / U.S. Navy