El Parlamento europeo aprobó el 6 de febrero de 2014 una resolución por la que los instrumentos musicales son considerados equipaje de mano en los vuelos de la Unión. La medida tiene un notable impacto entre los profesionales, estudiantes, escuelas de música, teatros, conciertos y artistas del ámbito musical, porque podrán llevar sus instrumentos consigo y no tendrán que pagar un billete doble. Las restricciones aplicables a los instrumentos se ha convertido en un serio obstáculo para la movilidad de los artistas dentro de la UE y en todo el mundo.
La resolución se aprobó por 580 votos a favor, 47 abstenciones y 41 en contra. De todos modos, ahora falta el refrendo del Consejo de Ministros de Transporte de la Unión Europea, que podrá aceptarlo o adoptar una propia resolución, en cuyo el debate volvería de nuevo al Parlamento. La resolución del Parlamento europeo ha contado con numerosos apoyos de entidades, asociaciones y afines del mundo musical. No parece, sin embargo, que la medida haya surtido efecto, habida cuenta de la interpretación que hacen las aerolíneas y las frecuentes quejas de los pasajeros que vuelan con instrumentos musicales.
Falta por saber también el encaje de esta resolución en las compañías aéreas, especialmente en las “low cost” y sus limitaciones al equipaje, pues no es lo mismo llevar consigo un violín que un contrabajo. En ese caso, ¿dónde se pone?. Las cabinas de los aviones de tipo medio y regional no están preparadas para llevar instrumentos grandes, por lo que está por ver cómo se resuelve el asunto, si es que finalmente se aprueba. El hecho de que haya que facturarlos ha provocado daños, para los que las indemnizaciones no cubren su coste real.
En la actualidad, cuando los músicos quieren facturar o embarcar un instrumento en el avión, se enfrentan a limitaciones y restricciones por parte de las aerolíneas, que pueden negarse incluso a permitirles llevarlos a bordo de la cabina del avión. Se han dado casos en ese sentido, incluso, aunque hayan pagado el importe de un asiento adicional. Sólo un dos por ciento de las reclamaciones son atendidas favorablemente.
Foto: Iberia.es