Hace décadas, los años inmediatamente posteriores a la posguerra civil, la falta de higiene (derivada sobre todo de la escasez de medios económicos para adquirir productos de limpieza) en los buques de la Armada española, era generalizada, como lo solía ser también en la mayoría del resto de los hogares españoles. Eso hacía que a bordo proliferasen en los diversos compartimentos, sobre todo pequeños roedores y cucarachas, de modo que muchas unidades como solución sencilla y práctica, para combatirlos, decidieron embarcar algún gato, que solían ser súper bien tratados.
Por desgracia, las imágenes de estos “felinos embarcados” que han llegado hasta nuestros días son muy escasas, debido principalmente a que la costumbre de llevar estos animales a bordo se remonta sobre todo a los años de las décadas cuarenta y cincuenta y que en aquella época eran muy pocos los que disponían de cámara de fotos.
Esta práctica de embarcar felinos no era una particularidad de los buques de la Armada española, otras marinas también lo tenían por costumbre, como la británica, siendo iguales las misiones de los gatos a bordo de las unidades fuese cual fuese la nacionalidad del navío.
Lo que sí podemos afirmar es que eran muy bien tratados a bordo, permitiéndoles hacer casi lo que querían, como lo demuestra esta simpática imagen datada en 1947 de “Randa”, el gato del destructor “Almirante Miranda” a quien en uno de los compartimentos del buque le tenían instalado su propio alojamiento consistente en un coy particularmente hecho a su medida, y al que el gato en cuestión se acostumbraba a subir al final de cada jornada para echarse sus cabezadas e incluso siempre había alguien que lo arropaba con su manta, como si de un bebé se tratara…
Además, la demostrada habilidad de los felinos les permitía subir a los sitios más inverosímiles, como nos muestra esta otra imagen datada en 1949 del gato del crucero “Galicia” dentro de una de las cañas del montaje doble de proa del calibre 152,4 m/m.
Esta costumbre de llevar gatos a bordo, se iría perdiendo con el paso de los años, hasta su total extinción debido a la higiene que ahora impera en los buques, derivada de la llegada al mercado de productos para la desinsectación diaria, siendo además sometidos periódicamente las unidades de la Armada a tratamientos contra plagas, pero es justo reconocer que los gatos embarcados hasta hace solo unas décadas en los buques eran necesarios y supieron cumplir dignamente su papel de cazadores, además, “a plena satisfacción del mando”, como a buen seguro hubiera quedado reflejado en el correspondiente Apartado de los “informes personales” del felino individuo, de haber tenido lugar.
Hoy día, los únicos “gatos” que embarcan en los buques de la Armada española (además solo en algunos, los que disponen de cubierta de vuelo), son los helicópteros AB-212 que forman la 3ª escuadrilla de aeronaves, cariñosamente llamados así desde su lejana ya en el tiempo incorporación a la flotilla, y cuyo emblema luce precisamente cuatro felinos, porque cuando se creó la escuadrilla eran muy pocos sus miembros y empezaron entre ellos a decirse cariñosamente que “aquí somos 4 gatos”, expresión que se llegó en su momento a plasmar en su escudo y que ha llegado hasta nuestros días.
Fotos: archivo de Diego Quevedo Carmona
9 comentarios
Una lástima que no llegara a conocer a los gatos embarcados sin embargo con ratones y cucarachas tuve un contacto muy estrecho en los diferentes buques donde estuve destinado. Desconozco si hoy día siguen existiendo, sobre todo estos insectos rastreros tan difíciles de controlar.
En el caso de las cucarachas, de las que los buques sufrían enormes plagas, creo que más que la higiene fue la aparición del aire acondicionado centralizado lo que las mantuvo a raya.
Bueno, en mis años de navegación mercante siempre contábamos con algún elemento felino, especialmente útil en líneas africanas, por contra en los pocos meses que serví en un dragaminas, teníamos un perro de lo más vulgar, pero que era el primero en detectar en maniobras cuando se enganchaba y cortaba el orinque de una mina.
Un saludo.
Nunca vi gatos pero si dormí en cois, lo que más recuerdo es el ruido del chigre de proa y las duchas con colonia FN.
En el 76 estuve destinado en el D-63 ‘MÉNDEZ NUÑEZ ‘ y teníamos un simpático gato llamado »Mendez». Un día, sin saberlo, nos lo comimos frito con ajos y vino… estaba delicioso…
Por lo que cuentas, en el D-63 comiais de todo…
Seguro que algo más te comiste que no cuentas, entre tanta cucaracha que habitabais.
Y seguro que te sentó delicioso…
Con comentarios como el tuyo veo lo incivilizados que erais.
Cuéntalo como una gracia! Para mi opinión desprestigiais nuestra armada.
Recuerdo los perros de la escuadrilla de dragaminas ,fieles compañeros y buenos recuerdos ,un marino siempre añora la mar y la compañía de sus hermanos de armas
En el 71 desde luego no había gatos en ninguno de los varios buques en los que navegué, pero si conocí verdaderas plagas de cucarachas en todos ellos, eran pequeñas, de un color tostado que ocupaban las taquillas y otros lugares del barco.
Algún marino veterano me tiene contado que el gato de a bordo, cuyo nombre no recuerdo, tenía la consideración de cabo.
Yo personalmente estuve embarcado. en el BH Juan de la Cosa,en 1964/66,y teníamos una gata que se llamaba Juana (en omenaje a una vieja dama del barrio del molinete de Cartagena) pero no la teníamos por razones de tiene, puaes tengo que decir que aunque era un viejo barco había mucha limpieza, si en algo destacaba la Armada era en eso.
!Tiempos aquellos!