En 1981 Lockheed decidió poner fin a la producción del L-1011 TriStar, aunque se comprometía a entregar los aviones que tenía contratados. En realidad, el fracaso de este avión se debía más a los enormes costes y problemas de desarrollo que había tenido, entre ellos la quiebra de Rolls Royce y el retraso en la entrega de los motores RB211, frente a la competencia que ejercían modelos como el Boeing B-747, Douglas DC-10 y Airbus A-300.
De hecho, Lockheed lanzó la versión L-1011-500 en 1979, casi seis años después de que Douglas hubiera triunfado con el DC-10-30. De modo dos años después, Lockheed decidió entonces retirarse de la aviación comercial y ha centrado su actividad en la industria aeronáutica militar. En 1984 se cerró la cadena de producción con la entrega del avión L-1011 número 250.
Como se ha comentado, la compañía arrastraba, además, problemas financieros debido tanto al sobrecosto del avión de transporte C-5 Galaxy, pues la USAF rehusó recibirlo pagando un precio más alto y la cancelación del programa del helicóptero de combate AH-56 Cheyenne.
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