El 12 de mayo de 1936, el puerto de Santa Cruz de La Palma amaneció pintado de barcos de guerra. En medio de una singular expectación, las gentes se apresuraron hasta el muelle gritando “¡Llegó la Escuadra, llegó la Escuadra!”. Eran, en total, nueve barcos. El primero en recalar fue el crucero “Méndez Núñez”, que fondeó en la bahía al resguardo del Risco de la Concepción, dando la popa a la playa de Bajamar.
Tras él entró el primer destructor, “José Luis Díez”, en el que embarcó el práctico Tomás Yanes Rodríguez –que dirigió todas las maniobras– y atracó estribor al muelle. Abarloados a éste le siguieron los destructores “Churruca”, “Alcalá Galiano”, “Almirante Ferrándiz”, “Almirante Valdés” y “Almirante Antequera”. Por falta de atraque también fondearon los destructores “Lepanto” y “Sánchez Barcáiztegui”, que lo hicieron a estribor del crucero “Méndez Núñez”.
La presencia de los buques del gris naval y de los marinos uniformados de blanco acaparó la máxima atención de las gentes de la ciudad y aun de los otros pueblos de la Isla, que se desplazaron hasta la capital para presenciar la estancia de las unidades de la Marina de Guerra.
La banda de música “La Victoria” acudió al recibimiento en el muelle, que presidió el titular del Cabildo Insular, Mendoza Santos. “Diario de Avisos” destacó la presencia de los barcos de guerra y comentó los paseos al campo de sus dotaciones y el encuentro de los oficiales para tomar el té en los salones del hotel “Florida”.
En el puerto palmero no se había visto un espectáculo de barcos igual, desde que en mayo de 1921 estuvo una agrupación naval formada por submarinos, torpederos y el buque de salvamento “Kanguro”, un curioso cacharro de extraña figura formada por dos cascos simétricos y el montaje de una grúa a crujía para rescatar a los submarinos del fondo.
A la cita con la paz, en abril de 1939, de los barcos que habían visitado el puerto palmero en mayo de 1936 –todos ellos sirvieron en el lado republicano durante la guerra– sólo faltó el destructor “Almirante Ferrándiz”, que resultó hundido el 29 de septiembre del mismo año por la artillería gruesa del crucero “Canarias” cuando ambos buques se encontraron en aguas del Estrecho. El 26 de agosto de 1938, el destructor “José Luis Díez” varó en la playa de Los Catalanes, en el peñón de Gibraltar, acosado por las unidades nacionales que operaban en el Estrecho, aunque fue recuperado al final de guerra, reparado y devuelto al servicio.
Foto: Archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo