Las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos han desatado la preocupación en el escenario del comercio internacional. El presidente electo ha anunciado un agresivo plan de imposición de aranceles, con un 60% para las importaciones chinas y entre un 10% y un 20% para el resto de los socios comerciales. Estas medidas, según numerosos analistas, podrían tener efectos contundentes en la cadena logística global, desencadenando una serie de consecuencias que podrían redefinir el comercio y la economía mundial.
Impacto en las cadenas logísticas globales
El comercio internacional, y en particular, el tráfico marítimo, son pilares fundamentales de la economía global. Los puertos y las rutas marítimas, constituyen el eje de las cadenas logísticas, que permiten que bienes y materias primas fluyan entre continentes. La introducción de estos aranceles tan elevados, podría provocar una disrupción significativa en estos flujos, afectando especialmente a las rutas más transitadas, como las que conectan Asia, Europa y América del Norte.
China, siendo el tercer socio comercial más importante para la Unión Europea y uno de los mayores exportadores al mercado estadounidense, podría redirigir sus exportaciones hacia otros mercados como Europa, si las tarifas estadounidenses se concretan. Esto podría inundar el mercado europeo con productos a precios más bajos, impactando en las industrias locales y exacerbando las tensiones comerciales.
A su vez, los aranceles aplicados a los productos europeos, que tienen como destino los Estados Unidos, afectarían a sectores clave como el automotriz y el de bienes de lujo, que ya enfrentan una baja en la demanda china. Fabricantes como Volkswagen, Mercedes y conglomerados de lujo como LVMH, se verían obligados a asumir mayores costos, lo que repercutiría en la rentabilidad y competitividad de estas compañías y gigantes industriales.
Proteccionismo y desglobalización: un cambio de paradigma
Históricamente, la economía global ha seguido un curso de liberalización comercial, con la eliminación gradual de barreras arancelarias, que ha fomentado un crecimiento sostenido y progreso de los países en las últimas décadas. Sin embargo, las políticas proteccionistas propuestas ahora, marcan un giro hacia la desglobalización. El objetivo de estas políticas sería repatriar la producción y fortalecer las industrias nacionales, una estrategia que se alinea con el eslogan de “América First”.
Sin embargo, esta postura podría tener un efecto contraproducente al aumentar los costos de producción en Estados Unidos, debido a la reducción de acceso a materiales y componentes más baratos procedentes de otros países. Además, el sector manufacturero europeo, que ya se encuentra en una situación frágil. debido al encarecimiento de la energía tras la invasión rusa de Ucrania y la ralentización de la demanda china, enfrentaría un nuevo desafío con estas medidas. El modelo de energía barata para la industria de estas economías quedaría roto, lo que significa que los aranceles, añadirían otra capa de incertidumbre y presión financiera para los fabricantes europeos.
El papel del tráfico marítimo en un mundo proteccionista
La industria marítima, que mueve más del 80% del comercio mundial en términos de volumen, se vería gravemente afectada por la imposición de barreras comerciales. Los principales puertos, como los de Los Ángeles, Shanghái y Róterdam, experimentarían una disminución en los volúmenes de carga, lo que tendría un efecto en cadena sobre las tarifas de transporte marítimo y los tiempos de entrega.
La posible ralentización del comercio entre Estados Unidos y China, afectaría negativamente a la flota de portacontenedores, que conecta estos dos gigantes económicos. Las rutas entre Asia y Norteamérica son cruciales para los ingresos de las principales navieras, y cualquier disminución en el volumen de carga, impactaría en la rentabilidad de estas empresas, obligándolas a buscar alternativas para mantener sus márgenes operativos.
En este contexto, la industria de transporte marítimo podría enfrentar una mayor competencia por rutas y contratos, lo que podría derivar en una guerra de precios entre las navieras. Esto, a su vez, generaría incertidumbre y volatilidad en un sector ya golpeado por las fluctuaciones en los precios de los combustibles.
De momento las acciones de Maersk aguantan el tipo y suben un 15% durante el presente mes, con la idea de que al menos a corto plazo, el cambio de política de EE.UU. no afecte. El comercio de EE.UU. representa el 5% de las importaciones marítimas mundiales. El comercio bilateral entre Estados Unidos y China representa el 1,4% del transporte mundial de mercancías por vía marítima. Las importaciones estadounidenses podrían incluso aumentar al principio de las medidas, porque los importadores tratarían de almacenar recursos, antes de que entrasen en acción los aranceles. Aunque todo es aún confuso y existen muchas elucubraciones, en determinado momento los productos europeos podrían incluso, tomar cierta ventaja en los mercados estadounidenses sobre los productos chinos, al ser gravados con aranceles más bajos que a los asiáticos.
Las medidas proteccionistas buscan proteger el mercado interno de EE.UU., pero, ¿Cuánto tardarán las empresas estadounidenses en ajustar su volumen de producción a los nuevos requerimientos?
Consecuencias para Europa: un doble golpe
Para Europa, que depende en gran medida del comercio internacional tanto con Estados Unidos como con China, el escenario es aún más complejo. Según los análisis de JPMorgan, la divergencia entre las economías de Estados Unidos y Europa se ha ampliado, y las políticas arancelarias solo acelerarán esta tendencia. La incertidumbre que rodea a los aranceles ha llevado a los gestores de fondos a volcar sus inversiones en acciones estadounidenses, lo que ha dejado a los mercados europeos rezagados.
El Reino Unido, que ya lucha por estabilizar su economía post-Brexit, también se verá afectado. Analistas de Goldman Sachs han ajustado su previsión de crecimiento para el país, señalando que los aranceles tendrán un impacto “moderado” pero significativo en su economía.
Tensiones geopolíticas y el futuro del libre comercio
El proteccionismo no solo afecta a la economía, sino que también tiene implicaciones geopolíticas. La reunión reciente entre el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente estadounidense saliente, Joe Biden, mostró un intento por evitar que la rivalidad económica se convierta en un conflicto directo. Xi ha reiterado su disposición a trabajar con la nueva administración estadounidense, para gestionar las diferencias y evitar una escalada de la disputa comercial.
En este contexto, la noción de “desacoplamiento” entre las economías de Estados Unidos y China podría acelerarse. Esto implicaría que ambos países busquen reducir su dependencia mutua en áreas críticas, como la tecnología y los semiconductores. La política estadounidense de restringir el acceso de China a tecnologías avanzadas, ha generado una respuesta crítica por parte de Pekín, que considera estas restricciones como un obstáculo para su desarrollo.
Un futuro incierto para la economía global
La amenaza de aranceles proteccionistas pone en riesgo el equilibrio de la cadena logística y el tráfico marítimo. Si bien las políticas propuestas podrían beneficiar a ciertos sectores en Estados Unidos a corto plazo, es probable que desencadenen una serie de consecuencias no deseadas, como el encarecimiento de productos y un impacto negativo en las industrias exportadoras europeas y asiáticas. A medida que el comercio global se vuelve más fragmentado, los actores económicos deberán adaptarse a un entorno donde la eficiencia logística y la resiliencia en las cadenas de suministro, se convertirán en factores críticos. Los puertos, las navieras y los operadores logísticos tendrán que ser más ágiles para responder a un panorama comercial, que se está volviendo cada vez más incierto e impredecible.
El mundo del comercio internacional está en un punto de inflexión, donde las decisiones políticas podrían redefinir las reglas del juego. Ante este nuevo escenario, la colaboración y el diálogo serán esenciales para evitar que las tensiones comerciales desemboquen en un estancamiento económico global.
Sin embargo, los inversores parecen confiar en que, al menos a corto plazo, los efectos no sean devastadores. Un incremento inicial de las importaciones antes de la aplicación de aranceles, podría incluso impulsar la demanda de transporte marítimo, especialmente en un mercado ya tenso por interrupciones logísticas y altos costos de flete.
Históricamente, el proteccionismo de Trump afectó el comercio global solo marginalmente, pero el riesgo ahora es que una guerra comercial prolongada, perjudique el crecimiento económico y disminuya la demanda, justo cuando la industria naviera se enfrenta a un exceso de capacidad tras su expansión durante la pandemia.
Por otro lado, las nuevas políticas estadounidenses, podrían beneficiar a sectores específicos, como los combustibles fósiles y el acero, pero amenazan a aquellos dependientes de las cadenas de suministro globales.
Mientras tanto, la volatilidad en los mercados financieros y el aumento de la deuda estadounidense generan un entorno incierto. Inversiones en activos como Bitcoin y oro se han convertido en refugios ante la posibilidad de mayor inflación y tensiones geopolíticas.
Cuando el nuevo presidente jure su cargo el próximo 20 de enero de 2025 en el Capitolio de Washington DC, como es tradición, obtendremos más respuestas, aunque les adelanto que los gobiernos de Trump suelen cumplir con lo que anuncian en campaña.
Foto: cedida para puentedemando.com