Hubo un tiempo, medido en años, en el que la presencia de Flota Cubana de Pesca en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria la convirtió en una de las más asiduas y capaces, con indudable protagonismo junto a otras banderas, como la extinta URSS, Japón y Corea del Sur. Cuba se había propuesto ser una potencia pesquera y lo consiguió, aunque quizás el empeño acabó antes de lo previsto. El paréntesis se abrió a mediados de la década de los años sesenta y se cerró en 2001, cuando el declive económico y de influencia política en el sector evidenció errores estratégicos que pasaron cara factura.
La industria naval española contribuyó de manera muy destacada suministrando parte importante de los buques que formaron Flota Cubana de Pesca, entre ellos la larga serie de 26 unidades de la clase “Río Damuji”, construidos entre 1975 y 1979 en Astilleros y Construcciones (ASCON) e Hijos de J. Barreras. Correspondientes al proyecto TACSA 95 TF y TFA, desarrollado por la firma de ingeniería naval española TECNACO, se trataba de buques arrastreros congeladores, de 3.200 toneladas de peso muerto, dotados de parque de pesca y otros equipos muy avanzados para la época, que situaron a Cuba en una posición envidiable. Llevaban un centenar de tripulantes y la mayoría de ellos ya han desaparecido, aunque dos unidades –“Río Damuji” y “Río Jatibonico”– han sido transformados en patrulleros oceánicos de la Marina de Guerra de Cuba equipados con armamento convencional y lanzadores de misiles de procedencia ex soviética.
Desde mediados de la década de los años sesenta, Flota Cubana de Pesca aumentó sus efectivos con los buques pesqueros “Mar Caribe”, “Mar Océano” y “Mar del Plata” –estos tres del mismo porte e inspirados en el proyecto de los buques “Miño” y “Sil”, de PESCANOVA–, “Golfo de Tonkin” y “Golfo de Méjico”, “Guasa”, “Biajaiba”, “Jagua”, “Arigua”, “Camarón”, “Manjuarí”, “Tiburón”, “Alecrín”, ”Pargo”, “Merluza”, “Róbalo”, “Jurel”, “Atún”, “Rascasio”, “Cherna”, “Bajonao”, “Arenque” y “Camarón”, construidos en los astilleros de la ría de Vigo y del Cantábrico, así como el buque “Isla de la Juventud”, en el astillero de la Naval de Bilbao, que hacía también de barco de formación e investigación pesquera y más tarde de interceptador de la señal de TV Martí procedente de EE.UU. Además de una larga serie de buques camaroneros de la serie E en sus diferentes variantes, construidos en astilleros de Bilbao, Santander, Gijón y Vigo, cuya relación excede el interés de este artículo.
Flota Cubana de Pesca tuvo, además, seis buques pesqueros de la clase “Atlantik”, construidos en Stralsund (Alemania Oriental), nombrados “Playa Duaba”, “Playa Varadero”, “Playa Colorada”, “Playitas”, “Playa Larga” y “Playa Girón”, así como varios más de construcción japonesa, de Alemania Oriental y Polonia, todo lo cual nos da una idea de la envergadura del macro proyecto que extendió la bandera cubana por todo el mundo. La lista es más larga, pues han existido o existen un número de buques de diversos tipos y funciones –entre los cuales figura la larga serie “Lambda”, de Flogolfo–, todos ellos relacionados con el ámbito pesquero. En 1978, en su momento cumbre, Flota Cubana de Pesca capturó 213.171,8 toneladas de pescado. En 2001, cuando acabó su existencia, las capturas se habían reducido a 16.354 toneladas.
Para atender las necesidades de transporte y comercialización de las capturas, Flota Cubana de Pesca contrató en astilleros italianos y japoneses una serie de buques, que recibieron los nombres de “Océano Pacífico”, “Océano Indico”, “Océano Atlántico”, “Océano Ártico”, “Golfo de Batabanó”, “Golfo de Guacanayabo” y “Golfo de Guanahacabibes”. A ellos se sumó en 1969 el buque “Oceáno Antártico”, ex “Coolady”, construido en 1949 y al que recordamos en sus escalas en el puerto de Santa Cruz de Tenerife enarbolando bandera sueca con el nombre de “Coolangatta” y contraseña de la compañía Transatlantic AB, aunque luego volvió siendo cubano con el mencionado nombre.
Con la finalidad de mantener la autonomía de la flota pesquera, además del soporte de los petroleros de la Empresa de Navegación Caribe, Flota Cubana de Pesca contrató la construcción de un petrolero que recibió el nombre de “Las Guásimas”, en homenaje al escenario bélico de marzo de 1874, en la denominada Guerra de los Diez Años, en la que alcanzaron destacado protagonismo los generales cubanos Máximo Gómez, Antonio Maceo, Julio y Manuel Sanguily, entre otros. Las Guásimas también fue el primer choque de armas serio en la campaña cubana de la guerra hispano-norteamericana, el 24 de junio de 1898, que terminó a favor de España, en la acción comandada por Antero Rubín Homent.
Construcción número 1.387 del astillero Niigata Engineering Co. Ltd., Niigata (Japón), el petrolero “Las Guásimas” fue botado el 23 de febrero de 1976 y entró en servicio en agosto del citado año. Tuvimos ocasión de verlo en varias ocasiones en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, la principal base de operaciones de Flota Cubana de Pesca en esta zona del Atlántico. En noviembre de 1993 pasó a manos de Naviera del Caribe y recibió el nombre de “Argus”. En mayo de 1997, una sociedad panameña denominada Hanny Shipping y controlada por el Gobierno cubano, se hizo cargo del buque que pasó a llamarse “Hanny I”. En septiembre de 2004 hizo su último viaje camino del desguace en Alang (India) y para la ocasión lo hizo con el nombre ocasional de “Sam”.
Era un buque de 3.420 toneladas brutas, 1.727 toneladas netas y 5.631 toneladas de peso muerto, en un casco de 107 m de eslora total –100 m de eslora entre perpendiculares–, 14,84 m de manga, 8,31 m de puntal y 6,90 m de calado máximo. Llevaba 32 tripulantes, podía cargar 5.140 metros cúbicos en trece tanques y estaba propulsado por un motor diésel Niigata, diseño del propio astillero, con una potencia de 4.000 caballos sobre un eje y una hélice que le permitía mantener una velocidad de 12,7 nudos. Código IMO 7516888.
Fotos: José Luis Torregrosa García