Una de las tradiciones en uso en los astilleros españoles es la de mandar acuñar medallas conmemorativas de botaduras de los barcos importantes o significativos que tienen lugar en sus instalaciones, medallas que en la mayoría de los casos suelen ser de tirada escasa, las cuales suelen ser regaladas en persona por el director de la factoría a las autoridades que asisten al acto, en la copa de vino español que suele seguir al evento.
Este hecho es puntual, es decir que no siempre se hacen estas medallas, cuya orden de acuñación, es algo que va a criterio del director de la factoría donde se produce el acto. En el caso del submarino S81 Isaac Peral, el más moderno de nuestra flota como es sabido, y uno de los más desarrollados del mundo en su género –esto es, propulsión diesel eléctrica–, en el astillero de Navantia en cuya factoría de Cartagena fue fabricado y puesto a flote esta unidad, se mandarían acuñar durante el largo proceso de su gestación, dos de ellas, para rememorar hechos relevantes en el historial –aún nonato por entonces– del buque. Así, se fabricaron en su momento una para inmortalizar la finalización del casco resistente y otra para dejar constancia de que el motor eléctrico principal, había sido embarcado. Mientras la citada en primer lugar mostraba en su anverso la silueta del submarino sobre la bandera nacional, orlada con la leyenda “Finalización casco resistente S81”, en el reverso figuraba el logotipo de la empresa Navantia y otra leyenda que dejaba constancia de que la factoría del astillero era la de Cartagena.
A esta medalla, un par de años después, se le uniría una segunda, con motivo del embarque a bordo del motor eléctrico principal, elemento conocido en el argot submarinista con las iniciales de sus tres palabras, esto es MEP y que muestra al submarino ya navegando igualmente con fondo de la bandera de España en el anverso y el logotipo de la empresa con un ancla insertado en su reverso. Meses después, y con motivo de la ansiada entrega del submarino a la Armada, se mandaría acuñar una tercera pieza, metálica, esmaltada y policromada igual que las anteriores, donde figura el escudo oficial del buque una vez que su diseño fue autorizado por el Estado Mayor de la Armada, consistente en la silueta del mismo y un torpedo cruzado con un misil -las dos armas que podrá lanzar-, junto con su lema en latín, -otra de las tradiciones de la Armada-, donde puede leerse PER HISTORIAM AD GLORIAM, junto con otra leyenda, FLOTILLA DE SUBMARINOS S81 ISAAC PERAL, mientras en la parte trasera queda representada la silueta del personaje que da nombre al submarino, flanqueado por los años históricos para la Armada que nos recuerdan el primer y último de los varios que han llevado el nombre del cartagenero, esto es, 1888 / 2023.
Estas medallas, como ha quedado dicho, suelen ser de tirada pequeña y por tanto de difusión limitada, y si a ambos factores se le suma el paso del tiempo, hacen de estas tres derivadas el que su valor aumente paulatinamente, siendo cada vez más buscadas -y por descontado cotizadas-, dentro de los múltiples aficionados a esta rama de coleccionismo de la militaria que tantas variantes y tantos adeptos tiene, no solo en España, también fuera de ella.
Fotos: Diego Quevedo Carmona