De un tiempo a esta parte y al igual que sucede en la Marina mercante mundial se está produciendo una proliferación de banderas de conveniencia en el sector de la aviación comercial, en forma de matrículas de países cuyo nivel de exigencia en materia de seguridad, mantenimiento y formación no es tan estricta como sucede en Europa, EE.UU., Canadá, Japón, las compañías emergentes del Golfo y otros países inflexibles en esta materia.
Hay compañías “low cost” muy fiables que ven limitado su crecimiento porque no tienen pilotos con la adecuada formación técnica y no superan los exámenes de ingreso. Y crece el número de compañías regustradas en países europeos y equipadas con aviones matriculados en terceros países y pilotos cuya formación pudiera no estar a los niveles exigibles, que operan ocasionalmente o con frecuencia para otras compañías solventes.
Las autoridades aeronáuticas de Europa y de EE.UU. siguen muy de cerca esta situación y alertan de los riesgos que ello supone e imponen medidas cada vez más restrictivas a los pabellones de conveniencia, que pretenden introducirse ofreciendo costes de explotación y de tripulaciones más bajos. Imponen todo tipo de trabas e impedimentos, negando autorizaciones para que puedan volar para terceros. La seguridad es la razón de ser del transporte aéreo y en los países avanzados los niveles de exigencia elevan cada vez más el listón.
Foto: Rubén Cabrera Jiménez