En septiembre de 1938, en plena guerra civil, el naviero gaditano Miguel Martínez de Pinillos adquirió el armador noruego Oluf A. Skjelbred Knudsen (1907-1978) el buque “Tornes”, que fue abanderado en la España nacional e inscrito en la matrícula naval del puerto de Cádiz con el nuevo nombre de “Tormes”. Sólo fue necesario cambiarle la cuarta letra, como se puede apreciar. Era un barco nuevo, pues apenas tenía un año de existencia. Había sido construido en el astillero A/S Mekaniske Verksted, en Kristiansand (Noruega) y salió a navegar en 1937.
Cuando pasó a manos de su nuevo propietario se incorporó de inmediato a los servicios auxiliares de guerra. En la madrugada del 31 de marzo de 1939, navegando en compañía del vapor “María R.” y escoltados ambos por el cañonero nacional “Lauria”, arribó al puerto de Almería con un cargamento de víveres para la población, siendo recibido con gran entusiasmo. De modo que al final la contienda, Miguel Martínez de Pinillos había incrementado su flota con una nueva unidad, sin que hubiera sufrido pérdida alguna. Son dignos de destacar los servicios de guerra prestados a la flota republicana y nacional por los buques propulsados por motores diesel –“Ebro”, “Darro”, “Turia” y “Sil”–, lo que evidencia las excelentes condiciones y características de estas unidades.
En julio de 1943 remolcó de Tánger a Cádiz al buque “Duero”, de su misma contraseña, después de que hubiera sido reflotado tras chocar en aguas del Estrecho de Gibraltar con una mina que había sido fondeada por el submarino alemán U-118. Hasta mediados de 1951, el buque “Tormes” consumía carbón. En abril del citado año, el consejo de administración de la Compañía Marítima Frutera, decidió “ante el constante aumento del precio del carbón y las dificultades de aprovisionamiento cada vez mayores”[1], la transformación de las calderas para quemar petróleo. En diciembre de 1953 colisionó contra el buque “Janjer”, ocasionándole serios destrozos en la proa.
Desde el final de la guerra hasta 1963, el buque “Tormes” navegó en la línea frutera de Canarias y en aquellas otras de la mencionada naviera que enlazaban con Francia y el norte de Europa. Siempre fue un barco atípico en la flota, debido a su escasa velocidad e inferiores condiciones de habitabilidad. Razón por la cual en dicho año fue vendido al armador José Guezuraga Urízar, de Bilbao, que lo siguió explotando con el mismo nombre en tráficos de graneles y carga general hasta su desguace, en 1972, en Vilanova i la Geltrú.
Era un buque de 1.339 toneladas brutas, 731 toneladas netas y 2.327 toneladas de peso muerto, en un casco de 78,68 m de eslora total –75,80 m de eslora entre perpendiculares–, 12,78 m de manga, 5,11 m de puntal y 4,96 m de calado. Tenía superestructura central, con el frente del puente en madera y cuatro bodegas. Estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión que tomaba vapor de dos calderas y desarrollaba una potencia de 1.010 caballos sobre un eje, lo que le permitía mantener una velocidad de 10,5 nudos con buena mar y el casco limpio, aunque la realidad es que pocas veces superó los ocho nudos.
Nota:
[1] Díaz Lorenzo, Juan Carlos. Naviera Pinillos (1840-1990). 150 años de historia marinera. p. 111. Santa Cruz de Tenerife, 1991.
Foto: Archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo