La vida marinera del petrolero «Campodarro» (1967-1993)

Por espacio de 26 años enarboló la contraseña de CAMPSA el buque petrolero “Campodarro”, perteneciente a una serie de barcos que fueron los últimos de la compañía con puente al centro. Tuvimos ocasión de verlo en algunas ocasiones en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y Málaga y, cosas del destino, volvimos a encontrarlo en su segunda etapa cuando ostentaba el nombre de “Ocean Knight”.
A mediados de la década de los años sesenta, CAMPSA convocó un nuevo concurso público para la construcción de tres buques petroleros dedicados al tráfico de productos, de seis mil toneladas de peso muerto, con la finalidad de renovar su capacidad de transporte ante el desguace de varias unidades antiguas que habían llegado al final de su vida operativa.
Construcción número 139 del astillero de la Sociedad Española de Construcción Naval en su factoría de Matagorda (Cádiz), entró en servicio en octubre de 1967 y su primer viaje lo hizo al puerto de Santa Cruz de Tenerife, bajo el mando del capitán Eduardo Salazar. En el mes de noviembre siguiente lo hizo su gemelo “Campogenil”, construido también en el citado astillero y en agosto del citado año había entrado en servicio el buque “Camponalón”, adjudicado al astillero S.A. Juliana Constructora Gijonesa, en Gijón.
De 4.272 toneladas brutas, 2.396 toneladas netas y 6.291 toneladas de peso muerto, medía 123,88 m de eslora total -116 m de eslora entre perpendiculares-, 16,54 m de manga, 7,42 m puntal y 5,93 m de calado máximo. En doce tanques podía cargar 8.523 metros cúbicos y estaba propulsado por un motor Burmeister & Wain, modelo 5-50VT2BF-110 –fabricado, bajo licencia, en los talleres de la Sociedad Española de Construcción Naval en Bilbao-, con una potencia de 3.850 caballos sobre un eje y una velocidad de 14 nudos. Código IMO 6712655.
El 10 de julio de 1968 se produjo una colisión en aguas del Estrecho de Gibraltar entre los petroleros “Campodarro” y “Zaragoza”, de CEPSA, entonces recién construido y el buque mayor de la flota mercante española. A causa de la cerrazón en niebla, a las 20,05 h del citado día se produjo el abordaje a dos millas al sudeste de Punta Europa. El petrolero de CEPSA impactó a la altura del tanque número 4 de estribor del petrolero de CAMPSA, abriéndole una brecha por la que perdió la carga de fuel-oil que contenía.
Al lugar del siniestro acudió el dragaminas “Segura”, que se encontraba fondeado en aguas del puerto de Algeciras. Ambos petroleros no precisaron ayuda y tampoco se registraron daños personales. El buque de CAMPSA, en viaje de Cartagena a Sevilla, arribó al pantalán de la refinería de CEPSA para descargar y continuó viaje a Cádiz, donde efectuó las reparaciones necesarias. El petrolero de CEPSA, que iba en lastre, apenas sufrió unos rasguños que no le impidieron continuar su viaje. Se apreciaron unas manchas leves producidas por el vertido que, según la prensa de la época, “el viento y las corrientes empujan al Mediterráneo y es disuelta por el mismo oleaje”[1].
En 1993, cuando CAMPSA estaba en proceso de reconversión y desmantelamiento de su flota, el petrolero “Campodarro” se vendió a la sociedad Siroco Shipping (gerencia de Euroconcept, con sede en Las Palmas) y, abanderado en St. Vincent y Grenadines, siguió navegando con el nombre de “Ocean Knight”. Entonces compartió singladuras con el buque “Ocean Crusader”, de su misma contraseña, que no era otro que el antiguo “Camporrubio”, también procedente de la flota en liquidación de CAMPSA. Volvimos a ver a ambos buques en los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, donde cargaban gasoil para el suministro a los pesqueros que faenaban en los caladeros africanos.
Diez años después, en 2003, el petrolero “Ocean Knight” pasó a manos de Goal Resources, con sede en Lagos (Nigeria) y en su tercera y última etapa navegó con el nombre de “Erza” y abanderado en Cambodia. El 24 de mayo de 2005 arribó a los “roads” de Alang (India), donde poco después se procedió a su desguace. Para su último viaje navegó con el nombre provisional de “Eza” y así se fue de la mar para siempre.
Nota