En diciembre de 1959, el armador lanzaroteño Antonio Armas Curbelo (1899-1985) compró el buque “Andrés Rial”, que hasta entonces y desde su puesta en servicio había sido propiedad del armador gallego Luis Rial Paz. La incorporación de este barco consolidó su afianzamiento en el tráfico de cabotaje, que por entonces ya contaba con las motonaves “Concepción Aparisi” y “Rosita Soler”, así como varios motoveleros.
Tal circunstancia, además, señaló un hito en si trayectoria, pues le permitió incrementar su presencia en el sector y, además, realizó también viajes de altura, el primero de los cuales se produjo en febrero de 1960. En el puerto de Santa Cruz de Tenerife cargó completo de plátanos para Malta y, luego, en lastre, procedió a Torre Annunziata, en Italia, donde cargó duelas con destino a Sevilla y turba en Huelva para el puerto tinerfeño. El segundo viaje también lo hizo con plátanos para Malta y luego continuó a Bona (Argelia), donde cargó fosfatos para Huelva.
En marzo de 1966 entró en el puerto de Casablanca para desembarcar a once náufragos y un fallecido que formaban la tripulación del vapor de pesca “Pochola”, con base en Cádiz. En la mañana del día 11 del citado mes, navegando el buque “Andrés Rial” –patrón, Cándido Borges Álamo, de 32 años de edad– a unas 40 millas de Casablanca, observaron por babor la presencia de un barco desde el que se lanzaban bengalas de socorro. Cuando llegó a las proximidades, el patrón del pesquero informó de que se había producido una explosión en la sala de máquinas y después de recoger a sus tripulantes y evacuar el cadáver, se le dio un remolque de 150 metros de cabo. Después de un recorrido de 28 millas se advirtió que el pesquero se hundía de popa, por lo que se procedió al corte del remolque. A su llegada al citado puerto marroquí, quedaron bajo la custodia del cónsul español en aquella ciudad.[1]
El 13 de enero de 1967, el buque “Andrés Rial” salió del puerto de La Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, en un viaje a El Aaiún con carga general y material para la construcción. Cuando navegaba a unas 25 millas al SE de Gran Canaria, la tripulación se percató de que el barco se aproaba y tenía dificultades para mantenerse adrizado. Al destapar la escotilla de la bodega se comprobó que estaba inundada y el patrón, Cándido Borges Álamo, ante la gravedad de la situación, optó por dar media vuelta y regresar al puerto de partida, informando de la situación a su armador y a la Comandancia de Marina.[2]
En su ayuda acudieron el remolcador “Tamarán” y los buques “Puerto de Burriana” y “Puerto de Denia”, también de la flota de Antonio Armas Curbelo. Cuando se encontraba a una milla al SE del puerto de Las Palmas, los once tripulantes del “Andrés Rial” tuvieron que abandonar el buque ante el inminente peligro de hundimiento, como así ocurrió a las 15,25 horas de ese día, cuando se encontraba en la posición 28º 04’ N y 20º 04’ W.
El contrato para la construcción número 17 de Astilleros y Talleres del Noroeste (ASTANO) se firmó el 19 de noviembre de 1943. El 10 de mayo de 1944 se procedió a la puesta de quilla y en su terminación se invirtieron nada menos que tres años, debido a las dificultades existentes entonces para el suministro de materiales. De modo que, botado el 23 de mayo de 1947, el 28 de junio siguiente realizó las pruebas de mar y el 1 de agosto se entregó al citado armador gallego.
De casco de acero remachado, tenía un registro de 398 toneladas brutas, 232 toneladas netas y 500 toneladas de peso muerto, en un casco de 44,80 m de eslora total -40,80 m de eslora entre perpendiculares-, 8 m de manga, 3,45 m de puntal y 2,44 m de calado. Estaba propulsado por un motor Krupp, de 500 caballos de potencia, que le permitía mantener una velocidad de 10 nudos. El coste final ascendió a 2.200.000 pesetas y se inscribió en la matrícula naval de Ceuta.
Desde su puesta en servicio, el buque “Andrés Rial” navegó en tráficos del cabotaje nacional e hizo algunos viajes a puertos europeos, dedicado al “tramp”. El percance más grave sufrido durante los doce años de su primera etapa se produjo el 6 de abril de 1959, cuando colisionó en el puerto de Sevilla con el buque alemán “Hildegard Peters”.
Refiere José Ramón Varela, autor de la página web de los barcos de Corme (jrvarela.net), que este buque fue muy conocido en la mencionada localidad, por “una peculiaridad digna de mención: Su tripulación era seleccionada, no por su experiencia marinera, sino por sus cualidades corales. Un barco donde todos sus tripulantes eran buenos cantores. En el rancho llevaban una colección de guitarras de distintos tamaños. Hasta llegaron a dar un concierto en un teatro de Gijón. También se recuerda que con ocasión de estar amarrados en Sevilla fueron visitados por Juanita Reina que cantó con ellos”.
Y agrega que “este barco fue muy popular en su tiempo, y no sólo por su doble vertiente de marinos y músicos, sino porque era en el que más se ganaba. En la década de los años cuarenta se llego a pagar 3.000 pesetas a los marineros. Un marinero en este barco ganaba más que muchos patrones en otros barcos”. Y, además, parece que “tuvo fama de ser un buque que hacía mucho contrabando”.
Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2004). “Naviera Armas. Una nueva generación”. p. 172. Las Palmas de Gran Canaria.
Fene.com
Jrvarela.net
Notas:
[1] La Vanguardia, 18 de marzo de 1966.
[2] Diario de Las Palmas, 13 de enero de 1967.
Foto: Fene.com