Isidoro Morales Caraballero, jefe de máquinas de Compañía Trasmediterránea, ha emprendido hoy su última singladura a la edad de 59 años. Sabíamos, desde hacía tiempo, de su delicado estado de salud, pero abrigábamos la ilusión y la esperanza de que remontaría uno de los temporales más duros de su vida, uno de los dos especialmente difíciles que le habían tocado vivir en los últimos años. El otro se refiere a la despedida de su mujer, que se fue en edad demasiado temprana.
No es un tópico escribir estas líneas de quien acaba de emprender la singladura eterna, en la que navegará para siempre en mares placenteros, sino que asistimos a la despedida terrenal de una excelente persona y de un excelente profesional. Nacido en Santa Cruz de Tenerife, estudió secundaria en el Instituto Padre Anchieta de La Laguna y la especialidad de máquinas en la Escuela Oficial de Náutica de Santa Cruz de Tenerife.
Toda su vida de oficial transcurrió en Compañía Trasmediterránea y alcanzó pronto la jefatura de máquinas, en demostración clara de su valía y capacidad profesional. Le conocimos en el hidro-foil “Barracuda” cuando cubría la línea entre Los Cristianos y San Sebastián de La Gomera y después volvimos a encontrarle de jefe en el catamarán «Alborán», en el buque “José M. Entrecanales” y de supernumerario intentando resolver los problemas que aquejaban al ferry “Albayzin”.
Isidoro Morales Caraballero era un hombre serio, meticuloso y preciso; correcto y educado, siempre hacía honor a su condición. Sabía mucho de su universo profesional y nos deja el magisterio fecundo de un hombre competente, honesto e intachable y, sobre todo, su estela de mejor persona, amigo de sus amigos, amante incondicional de la mar y los barcos, leal a su empresa y a su familia, a la que entregó sus mejores afanes.
Descanse en paz.
Foto: cedida