La primera terminal del aeropuerto de Lanzarote, situada en los llanos de Guacimeta, se conserva como museo de la historia aeronáutica de aquella isla. Un caso sorprendente, que se debe a las personas que lo han hecho posible, pues en líneas generales AENA es poco proclive a conservar edificios y darles utilidad de tipo museístico.
Si la terminal abandonada de Los Estancos (Fuerteventura) y la torre de control de Buenavista (La Palma) estuvieran rehabilitadas, serían unos escenarios perfectos para un mejor conocimiento de la brillante historia aeronáutica de ambas islas, pero no es el caso.
Un edificio en el caso de Lanzarote que, además, está inspirado en la arquitectura vernácula antes de la genialidad de la obra de César Manrique. Doble motivo para sentir satisfacción y agradecer el trabajo y la constancia de sus promotores y defensores. Un caso extraño entre tanta desidia y abrumador interés económico.
Foto: archivo de Miguel Bravo