A su entrega el 15 de mayo de 1957 en la estación naval de Treasure Island, en San Francisco (EE.UU.), los destructores “Lepanto” y “Almirante Ferrándiz” enarbolaron pabellón español y pintaron en los costados los numerales 42 y 41, respectivamente. Después de un periodo de entrenamiento de sus dotaciones, el 8 de agosto siguiente iniciaron su viaje cruzando el canal de Panamá y rindieron viaje en Cartagena.
Las dotaciones españolas llegaron a EE.UU. a bordo de los minadores “Vulcano” y “Marte” y en el primero embarcó el ministro de Marina Felipe de Abárzuza y Oliva, que visitó la sede de la ONU y el astillero de Nueva York, donde estaba en construcción el portaaviones USS “Independence” (CV-62), cuarto y último de la clase Forrestal. Después viajó a Norfolk, donde recorrió el Centro de Instrucción de la Flota y la famosa base naval y se entrevistó con el comandante en jefe de la U.S. Navy. El almirante John Carson, comandante de la frontera marítima y representante naval de EE.UU. ante la ONU, ofreció un banquete en honor del marino español en la sede de Nacionales Unidas, seguido de otro de despedida en la residencia del almirante Milton E. Miles, comandante del II Distrito Naval.[1]
A la entrega de ambas unidades en la estación Naval de Treasure Island –operativa entre 1942 y 1997– asistió el entonces embajador de España en EE.UU., José María de Areilza y Martínez-Rodas. En su discurso dijo, entre otras consideraciones, que “me conmueve que esta brillante ceremonia tenga lugar en esta maravillosa bahía de San Francisco, a la que nuestros marinos dieron nombre y lugar en los mapas de hace dos siglos y en la que hay todavía los nombres de Alcatraz, Yerbabuena, San Mateo, Vallejo y tantos otros testimonios de nuestro paso por aquí”.
“Tened la certeza de que esa Marina española, cuya tradición histórica hizo posible la actual epopeya de California, sabrá utilizar estos buques para el fin primordial a que se destinan, que es el de entrenar a nuestro personal en el manejo del material más moderno en la guerra marítima y mantener en perfecto estado de adiestramiento a nuestras fuerzas navales. No es hoy muy poderosa nuestra Armada en unidades y en tonelaje, aunque ya los viejos conceptos de la estrategia en el mundo han ido modificándose ante el revolucionario empuje de la tecnología nuclear. Ahora, la estrategia, como la medicina, es más preventiva que curativa. Confía más en la capacidad de represalia, que en la guerra misma, que de ser nuclear representaría para todos una hecatombe universal. Por ello tiene actualmente tanta importancia la moral combativa, el espíritu de servicio, la fidelidad a unos principios o ideales en los hombres que forman una marina de guerra, como el número de los buques o la modernización de sus armamentos. La Marina española, que tiene su vida moldeada en las normas del honor y del patriotismo, servirá siempre la causa del Occidente cristiano, que es también la del mundo libre en íntima y caballerosa camaradería con la Armada de los Estados Unidos”.
“Vuestra generosidad al cedernos estos buques y la próxima entrada en el servicio de la base naval de Rota, refuerzan una vez más los vínculos de nuestra alianza. Me atrevo a pediros que nos deis –si ello es posible– más unidades de esta clase para completar el entrenamiento de una numerosa y joven oficialidad entusiasta y hambrienta de aprender las nuevas técnicas en barcos modernos”.
“En el Atlántico y en el Mediterráneo, la Marina que descubrió América, la que dio la primera vuelta al mundo y la que ganó en Lepanto –nombre que llevará uno de estos buques– la batalla decisiva para la Cristiandad, sabrá hacer honor a sus compromisos y cooperar estrechamente en la defensa de los mares libres del peligro creciente de una tiranía comunista mundial”.[2]
El jefe de Operaciones Navales de la U.S. Navy, almirante Arleigh Burke, envió sendos mensajes al CF José Luis Rodríguez y Rodríguez Torres, comandante del destructor “Lepanto” y al CF Juan Carlos Muñoz, comandante del destructor “Almirante Ferrándiz” con el siguiente texto: “Los oficiales y marinería de la Armada de los Estados Unidos se unen a mí para transmitir mis mejores deseos a usted y a su tripulación. Aunque este barco cambie de nombre y en él ondeará otra orgullosa enseña, representará, como siempre, la potencia y la movilidad del poder naval y continuará siendo una fuerza preparada para defender la causa de la libertad y de la paz en el mundo. Cada milla que navegue a través de los mares, será un recuerdo para usted y para nosotros, de la unidad y cooperación tan evidente entre nuestras dos naciones, y de la completa comprensión y camaradería que existen entre nuestras armadas. La transferencia de su barco es un símbolo de que los pueblos de España y de los Estados Unidos que, reconociendo la naturaleza del comunismo y su amenaza a nuestro modo de vida, han resuelto mediante mutua cooperación preservar nuestra libertad tan bien ganada, que constituye el fundamento de nuestra potencia y progreso como pueblos y como naciones soberanas. El poder naval nunca ha sido tan vital para el mundo libre como hoy, y mediante la potencia de nuestras armas podemos mantener el control de los mares y contener las fuerzas hostiles que nos privarían de nuestra libertad. Buenos vientos y mares en calma y que Dios le ayude sinceramente”.[3]
El almirante Arleigh Burke regaló una metopa de bronce a cada buque para conmemorar la fecha de entrega a la Marina española. En ella se lee: “Esta placa se ofrece a la oficialidad y marinería del ‘Lepanto’ y ‘Almirante Ferrándiz’ para conmemorar la firme amistad existente entre la Armada de los Estados Unidos y la Armada de España, como prueba de transferencia de este barco de los Estados Unidos de América a España, el día 15 de mayo de 1957”.
Durante la ceremonia y con las dotaciones formadas de acuerdo con el ceremonial naval, una banda de música de la U.S. Navy en San Francisco interpretó los himnos nacionales de ambos países mientras era arriada la bandera de EE.UU. e izada la bandera de España en cada uno de los buques.
En su viaje a España, ambos buques cruzaron el canal de Panamá e hicieron escala técnica en Ponta Delgada (Azores), para avituallamiento y suministro de combustible. El almirante Abárzuza enarbolaba su insignia en el destructor “Almirante Ferrándiz” y a su llegada fue cumplimentado por las autoridades locales y recorrió los puntos de interés turístico de la isla, acompañado por el agregado naval de la embajada de España en Lisboa, CF Luis Cabreiros.[4]
A continuación ambos buques arrumbaron a Pasajes, donde el 24 de agosto de 1957 recibieron la visita del jefe del Estado, Francisco Franco, que vestía uniforme de almirante. Estaba acompañado por el ministro subsecretario de la Presidencia, almirante Carrero Blanco; del Ejército, teniente general Barroso y Sánchez Guerra; de Marina, almirante Abárzuza; capitán general de la VI Región Militar, teniente general Oliver Rubio; y otras autoridades militares y civiles. La comitiva visitó primero el destructor “Lepanto”, saludando a su comandante y oficiales, haciéndolo a continuación en el destructor “Almirante Ferrándiz”.[5]
En octubre de 1957, los recién llegados destructores “Lepanto” y “Almirante Ferrándiz” participaron en las maniobras aeronavales de la denominada “Operación Aníbal II” en aguas de Baleares. En el ejercicio las fuerzas se dividieron en dos bandos. En el bando rojo intervinieron los cruceros “Canarias”, “Méndez Núñez” y “Almirante Cervera” y los destructores “Lepanto” y “Almirante Ferrándiz” y en el bando azul el crucero “Almirante Cervera” y la segunda flotilla de destructores, así como aviones Sabre F-86.[6]
En la foto vemos al destructor “Lepanto” fondeado en Pasajes con el numeral 42, que ostentaría hasta enero de 1960, en que sería renumerado D-21, cuando ya formaba parte de la 21ª Escuadrilla de Destructores Antisubmarinos con base en el arsenal de Cartagena. Hasta entonces había pertenecido al Centro de Instrucción y Adiestramiento de la Flota (CIAF). Se aprecia el palo original, que sería posteriormente sustituido por un palo trípode.
El antiguo USS “Capps” (DD 550) era un destructor de la exitosa clase Fletcher. Construido en el astillero Gulf Shipbuilding, factoría de Chikasaw (Alabama, EE.UU.), el 31 de mayo de 1942 resbaló por la grada y el 23 de junio siguiente se entregó a la U.S. Navy. Durante la guerra operó en diversos escenarios y figura entre los buques que fueron modificados casi al final de la contienda para mejorar su defensa antiaérea.
Cuando acabó el conflicto, el destructor USS “Capps” quedó amarrado en enero de 1947 en la Flota de Reserva de Long Beach, a la espera de órdenes. Los Pactos de Madrid de 23 de septiembre de 1953 entre los gobiernos de España y EE.UU. fueron el punto de partida por el que cinco buques de la clase Fletcher pasarían a engrosar la Lista oficial de Buques de la Armada, así como dos lotes de dragaminas de las clases “Adjuntant” y “Bluebird”, además de otro material naval y militar.
Buque de elegante y bien proporcionada estampa marinera, desplazaba 3.100 toneladas a plena carga en un casco de 114,70 m de eslora, 12 m de manga y 5,40 m de calado máximo. Estaba propulsado por dos turbinas General Electric que tomaban vapor de cuatro calderas Babcock & Wilcox y desarrollaba una potencia de 66.000 caballos sobre dos ejes, que le permitió alcanzar una velocidad máxima de 35 nudos. A velocidad económica de 15 nudos tenía una autonomía de 6.500 millas. La dotación máxima estaba formada por 350 hombres.
El armamento estaba formado por cinco cañones de 127/38 mm, seis cañones Bofors de 40 mm, seis Oerlikon de 20 mm antiaéreos, dos tubos lanzatorpedos Mk.32 de 325 mm, dos erizos Mk.11, cuatro morteros Mk.6 y un varadero para cargas de profundidad Mk.9. En cuanto a electrónica instalaba un radar aéreo AN/SPS-6C, otro AN-SPS-10 y una dirección de tiro Mk.37 con un radar Mk.25.
Notas
[1] Falange, 6 de agosto de 1957.
[2] Falange, 17 de mayo de 1957.
[3] Falange, 17 de mayo de 1957.
[4] Falange, 15 de agosto de 1957.
[5] Falange, 25 de agosto de 1957.
[6] Falange, 31 de octubre de 1957.
Bibliografía
Coello Lillo, Juan Luis (1991). Buques de la Armada española. La ayuda americana y el programa de modernización. Aldaba Ediciones, Madrid.
Foto: Fondo Car-Kutxa Fototeka
38 comentarios
Servi en el destructor marqués de la ensenada y me gustaría saber su historia lo mismo que sus gemelos oquendo y Roger de lauria
1957 : El viaje hasta EE.UU en minadores sería épico, por resultar fino.
Esos minadores (no confundir con dragaminas), eran de tamaño semejante a los destructores. Apretdos si irían las dos dotaciónes.