Hubo un tiempo, medido en años, en el que las aerolíneas imprimían postales de sus aviones que eran objeto de colección, además de publicidad que entonces generaba un considerable atractivo. Los jóvenes y los coleccionistas escribían a las compañías y éstas, en la mayoría de las veces, contestaban con el envío de sus postales en color, que eran muy apreciadas y codiciadas.
Entre aquellas compañías que cuidaba la edición de postales a color figuraba la portuguesa TAP y esta imagen de su mítico avión Boeing B-707, quizás el más elegante de los reactores de primera generación, que competía abiertamente con el legendario Douglas DC-8.
Foto: archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo

