Arte, Arquitectura y Patrimonio

La parada de carruajes y taxis de la tinerfeña calle La Marina

El tramo de la alameda de la calle de la Marina ha sido, desde siempre, una de las paradas de taxis más importantes de Santa Cruz de Tenerife. Desde que llegaron los primeros coches de servicio público, este emplazamiento gozó siempre del especial interés de los propietarios y conductores de los vehículos, pues está a la puerta de la entrada a la ciudad.

Cierto es que, como señala el profesor Agustín Pedro Miranda Armas, mucho antes de que aparecieran los primeros taxis, ese tramo era utilizado por carruajes tirados por bestias que esperaban a los pasajeros, visitantes y turistas que llegaban a la capital de Canarias, bien en líneas regulares o en cruceros de turismo, pues la presencia turística marítima se remonta a finales del siglo XIX.

En la primera fotografía, de indudable valor histórico –gracias a la generosidad de Manuel Martín Martínez-Ball– se aprecia un detalle de la parada de carruajes esperando por su próximo servicio, acogidos a la sombra de la arboleda. Se observan los muros del castillo de San Cristóbal, el desnivel que entonces existía en la calle de la Marina en el tramo donde estuvo la famosa “Viña del Loro”, regentado en su última época por el palmero de Fuencaliente Isidro Francisco Pérez y las balconadas con los mástiles de algunos de los consulados establecidos en la ciudad marinera abierta al Atlántico.

La segunda foto data de la segunda mitad de la década de los años cuarenta. Los carruajes tirados por bestias han dado paso a los taxis que sobrevivieron a la II Guerra Mundial, factor éste determinante en la renovación del parque móvil, lo que también condicionaría a los camiones dedicados al transporte frutero. Había otra parada de taxis en el otro lado de la alameda, la que daba para la avenida de Anaga, que años después, cuando los taxis eran negros con franja roja, correspondía a la letra V.

Francisco Luis Yanes Auslestia destaca la curiosidad de los chóferes, vestidos con abrigos blancos y la calidad de la foto permite apreciar la pila y el famosísimo kiosko de los berberechos, que tanta fama tuvo durante su prolongada existencia en el enclave conocido como “los Paragüitas”.

Entre 1925 y 1930. Obsérvese las bombas de gasolina a la izquierda de la foto
La parada de taxis de la calle de La Marina, en la segunda mitad de la década de los años cuarenta

Fotos: archivos de Manuel Martín Martínez-Ball y Agustín Pedro Miranda Armas

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