Las grandes navieras comienzan a sumarse a la implantación de herramientas basadas en la inteligencia artificial (IA) en sus modelos de gestión. Tanto en lo relacionado con sus actividades de transporte, como de planificación logística, gestión de tiempos, escalas, consumos de combustible, mantenimiento de buques, etc. En la carrera por aquilatar tiempos y costes de una cadena logística cada vez más compleja. El disponer de IA puede suponer un salto cualitativo en la planificación de las grandes navieras, una manera predictiva de operar, anticipándose a situaciones complejas, pudiendo preverlas de manera satisfactoria para las compañías.
Normalmente la compañía que analizamos zarpa desde Shanghái, haciendo escala en los puertos de Taipéi, Hong Kong, Macao, Estrecho de Malaca, Singapur, Colombo (Sri Lanka), Mar Arábico, Golfo de Adén, Estrecho de Bab-El-Mandeb, Mar Rojo, El Cairo, Canal de Suez, Mar Mediterráneo, Puerto de Algeciras, Sines Portugal, Rotterdam, y Hamburgo. Una ruta tipo, este-oeste planteada por ejemplo para la ruta de la seda china.
Las circunstancias geopolíticas y conflictos bélicos actuales hacen imposible dicha planificación.
Los ataques que se están produciendo por parte de las milicias hutíes a los buques en el Mar Rojo y Golfo Pérsico, se extiende ahora incluso al Golfo de Adén. Los buques deben planificar sus nuevas rutas bordeando el Cabo de Buena Esperanza y evitando el Canal de Suez.
Las compañías introducen todos estos datos en sus aplicaciones y herramientas basadas en IA. Un cambio de ruta con un importante incremento de millas de navegación, lo que implica un mayor consumo de combustible, así como un incremento de emisiones de CO2. La herramienta planifica el nuevo trayecto, teniendo en cuenta a través de un complejo algoritmo, todas las variables técnicas, económicas y logísticas. El cambio de itinerario implica obviamente un mayor coste.
¿Qué puertos de escala necesitaremos para completar esta ruta de la mejor manera posible? Hay que obtener los mejores tiempos, pero se cruzarán los datos con las variables meteorológicas en tiempo real, de manera que se pueda reconfigurar el plan de navegación, si se advierte un recrudecimiento de las condiciones en Sudáfrica, como viene ocurriendo en los últimos meses.
¿En qué puertos y a que precio, se puede escalar para hacer combustible del tipo necesario, ajustando los tiempos de escala y de cambio de tripulación? Son más variables que controla el sistema. Y si alcanzamos puertos europeos, ¿Cómo afectará el abono de las ETS por emisiones a nuestra cuenta de escala y ruta final? El programa lo considerará y propondrá alternativas si resultan mas viables. Los aranceles aduaneros o las disrupciones entre países competidores que retrasan la instrucción de productos en los mercados competidores, los servicios de inspección de mercancías, o las posibles huelgas de trabajadores en los muelles, el cambio climático y sus afecciones a las infraestructuras portuarias, todo variables que nutren el sistema de IA para no dejar ni el mas mínimo detalle al azar.
La IA tiene en cuenta todas y cada una de las variables mencionadas, analizando en tiempo real las mejores opciones de viaje posible y sorteando cualquier tipo de obstáculo. Desde todos los puntos de vista. Un trabajo de anticipación a todos los posibles problemas, que no era posible hasta ahora.
Se trabajará y tomarán decisiones sobre datos reales que se ajustan a la realidad, adaptando el plan de viaje a las perturbaciones de cualquier tipo que se pudieran dar. Se busca una optimización como nunca antes , pero también un servicio mas eficiente, sostenible, rápido y la satisfacción de los clientes a través de una tecnología predictiva.
En este escenario la promoción portuaria, como la conocíamos hasta ahora, deja de tener sentido. No serán las actividades comerciales habituales, las que atraigan los tráficos a un puerto u a otro. Si la IA nos da las claves de las rutas mas eficientes, habrá que reinventar las estrategias comerciales de las instalaciones portuarias. La clave está en la digitalización en un modo mucho más amplio, transversal e introduciendo nuevas modalidades de gestión. Las colaboraciones interportuarias, la equiparación e intercambio de tecnologías, las formas en que se difunde la información hacia el exterior, la transparencia de las entidades, las agrupaciones de Smart Ports, los PCS (Port Community System) de las instalaciones, la tecnología 5G y la pluralidad y calidad de los servicios de las instalaciones, etc.
La rapidez y facilidad con la que cada instalación portuaria es capaz de posicionar sus datos en la red, es directamente proporcional a su éxito en la captación de tráficos y en ser considerada en los cálculos y previsiones de los sistemas IA. Se trata de un cambio radical en lo que a estrategia portuaria se refiere, cobrando especial importancia los grupos de puertos colaboradores, que enlacen sus formas de trabajo y atraigan así los tráficos al ofrecer los mejores servicios de manera coordinada. Todo ello bajo un prisma de digitalización muy avanzado y de última generación.
Se trata de una nueva era para la gestión portuaria con conceptos transformadores muy importantes, donde cada día crecerá mas el control sobre buque, su carga y la trazabilidad de esta. Todo ello redundará en un ajuste de los costes para las compañías y en una mayor competitividad entre armadores. Son cambios que dinamizarán los grandes grupos de fletadores con los medios necesarios para dar este salto cualitativo y que exigirá muchísimo más a las instalaciones portuarias para no quedarse rezagadas.
Por otra parte, los conflictos geopolíticos permanentes, están desplazando los centros de producción y las cadenas logísticas hacia otros países y centros con mayor estabilidad y que son capaces de competir en precio y productividad con China. India, Pakistán, Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei Darussalam, Camboya, Laos y Myanmar son estados que trabajan intensamente en inclinar los centros de gravedad productivos de Asia. Los puertos exportadores asociados a estos nuevos aspirantes a fabricantes mundiales, ya sitúan la tecnología en el puesto relevante de su estrategia. En ella la información, el dato, tendrá mayor relevancia porque permitirá imponerse en los mercados.
Puertos como el de Singapur, ejemplo permanente de resiliencia, utiliza tecnologías como el “machine learning”, para optimizar la llegada y amarre de buques en unas instalaciones muy saturadas y con espacios muy limitados. Al mismo tiempo, las empresas estibadoras y concesionarias utilizan las plataformas logísticas en modo “Just in Time” para dar respuesta a mayor número de clientes y operativas en espacios colapsados.
En los puertos con saturación permanente de tráficos y accesos como el de Los Ángeles, los cargadores cuentan con infraestructuras digitales para proveer con información a todos los agentes implicados en las operativa simultáneamente y en tiempo real, evitando así los colapsos y sobre todo los siempre costosos tiempos de espera. El puerto de Quebec utiliza la IA para calcular los volúmenes de tráfico antes de la llegada del buque y en función de la carga a depositar sobre muelle, los medios requeridos para ello.
Pero todos los puertos avanzados coinciden en apostar por una formula colaborativa. El motivo es bien sencillo. Si se comparten los datos, la eficiencia crecerá entre origen, escalas y destino final con toda la comunidad portuaria y estas instalaciones aglutinarán la mayor parte de los tráficos por motivos obvios.
Todas estas razones obligan a cambiar el modelo promocional convencional, por una estrategia de transformación de las instalaciones portuarias. No debe perderse de vista que, en esta partida de ajedrez, las fichas se modernizan con rapidez, tan rápido como la velocidad a la que avanza la tecnología para continuar con la partida. Es una carrera frenética a la que hay que sumarse para poder competir en las grandes ligas portuarias mundiales, seguir en el mapa de las rutas que la IA defina y no llegar tarde al futuro.
Foto: Puertos de Las Palmas