Las autoridades y los especialistas aeronáuticos de Rusia barajan varias hipótesis sobre las posibles causas del accidente del avión Tupolev Tu-154 de la Fuerza Aérea nacional, sucedido el pasado 25 de diciembre. Aunque en un principio se haya descartado la posibilidad de un atentado, en las últimas horas se está considerando, aunque no se descartan otros factores, como un fallo técnico, la deficiente calidad del combustible suministrado e, incluso, un error del piloto, algo difícil de encajar pues se trataba de un militar con más de tres mil horas de vuelo.
Las medidas de seguridad previas al embarque en la base militar de Chkalovskiy y la revisión de la aeronave son muy estrictas antes de iniciar el vuelo y el accidente se produjo en el espacio aéreo ruso. El avión, fabricado en 1983 y matrícula RA-85572, tenía 6.689 horas de vuelo y en septiembre de 2016 había pasado su última revisión.
La prensa rusa publica declaraciones de pilotos instructores y de pruebas en las que rechazan la hipótesis del fallo técnico y que la aeronave haya desaparecido tan rápido del contacto radar, sin que la tripulación haya podido emitir una señal de socorro, cuando es cosa de segundos y consiste en apretar un botón. En su opinión lo atribuyen a una explosión potente. Los servicios de inteligencia y seguridad rusos investigan la escala del avión en Sochi e interrogan a todos cuantos tuvieron que ver con ella.
Por lo pronto, la Autoridad de Aviación Civil (Rosaviatsia) rusa ha ordenado la suspensión de todos los vuelos exteriores de los aviones Tupolev Tu-154, hasta que se conozca el resultado de las investigaciones en curso. Lo cual no tendrá un impacto importante en la operativa comercial, pues el número de estos aviones en servicio es reducido. En el accidente ocurrido el pasado domingo cuando sobrevolaba las aguas del mar Negro fallecieron todos sus ocupantes, 92 personas en total, entre ellos 64 integrantes del famoso coro del Ejército Rojo.
Foto: Alexander Usanov