Próximo a cumplirse nueve meses del comienzo de la erupción del volcán de La Palma, que se inició en una fisura en la hoya de Tajogaite, en el paraje conocido como Cabeza Vaca –donde en otro tiempo, el abuelo paterno de quien suscribe atendía unos viñedos–, en la zona alta del barrio de Las Manchas perteneciente al municipio de El Paso, no solo ha dejado una herida de la Naturaleza que ha cambiado por completo la morfología del terreno de la zona afectada, sino también una herida emocional que tardará mucho tiempo en cicatrizar.
Posiblemente sean necesarias dos o más generaciones para que la memoria colectiva de este volcán destructivo que tanto daño ha hecho pase a formar parte de la historia contemporánea, como antaño lo fueron las erupciones de los siglos XVI, XVII, XVIII y XX. Solo que en esta ocasión existen multitud de documentos científicos, técnicos, fotográficos, imágenes y testimonios que serán no solo una fuente fiable de consulta sino también un pertinaz recordatorio de lo que ha sido una de las grandes desgracias que ha conocido La Palma en los últimos cinco siglos.
Para quienes hemos vivido parte importante de nuestra vida vinculados a la zona afectada, nos impone sobremanera la presencia del impresionante volcán que está inmerso en pleno proceso de desgasificación y ha transformado por completo los parajes por donde ha pasado la lava. Ha destruido cientos de casas, ha sepultado bajo un manto de ceniza infinidad de recuerdos, se ha llevado consigo la paz del cementerio de Las Manchas y ciertamente se nos hace un nudo en la garganta cada vez que pensamos que muchos sitios vinculados a los años infantiles y juveniles forman ya parte del pasado para siempre. Nada volverá a ser igual.
El volcán nos ha hecho recordar, una vez más, que vivimos en una isla de volcanes activos. Cincuenta años después del volcán Teneguía –un volcán turístico y amable, como tantas veces hemos dicho–, el nuevo volcán ha sido justo todo lo contrario. Se ha llevado el fruto del trabajo de generaciones que han hecho posible el poderío económico del valle de Aridane, ha destruido infinidad de recuerdos, ha traído mucho dolor, mucha pena, una tristeza infinitiva, un manto de desolación… y también ha traído esperanza, esperanza de un nuevo amanecer en la que la actual generación de palmeros honestos, emprendedores, trabajadores y leales con su tierra, y de las generaciones que han de venir demostrarán que son capaces de construir un futuro prometedor para esta parte de la isla desolada.
Ahora que el volcán ha dejado de ser noticia de primera plana, que se han acabado las visitas oficiales y ha cesado el interés de los medios de comunicación nacionales y extranjeros, ahora que la ola de solidaridad que nos invadió y tanto nos emocionó ya ha pasado, pedimos que no cese el trabajo y el afán por reconstruir lo que se tiene que reconstruir. Que no dejen de llegar y repartir las ayudas prometidas. Que no cese el empeño, la dedicación y el esfuerzo de quienes tienen un compromiso adquirido públicamente ante La Palma y los palmeros. Sobre todo de quienes han hecho de la política un modo de vida. Sabemos que las cosas no son fáciles, que nada volverá a ser como antes, pero sabemos también no se puede desfallecer ante la adversidad, que ahora es necesaria más que nunca la unidad y que de la adversidad se aprende y se sale más fuerte.










Fotos: Facundo Cabrera para puentedemando.com
3 comentarios
Me resulta emocionante al leer la redacción y visualizar el reportaje fotográfico de la tragedia sufrida por los habitantes de La Palma. Como conozco algo de la mentalidad palmera que tienen esa fuerza de sobreponerse a la adversidad estoy seguro que serán capaces de que su isla bonita vuelva a ser lo que fue. Sois unas personas maravillosas de entrega, sacrifico , ayuda y sobretodo de no rendirse jamás. Tengo un solo amigo palmero desde hace 50 años y siempre me ha trasmitido ese espíritu. Un abrazo
Hermoso artículo. Lo único fuera de lugar es su frase al principio: “se inició en una fisura en la hoya de Tajogaite”.
Yo reconozco que Tajogaite es un nombre muy bonito. Pero Tajogaite está muy lejos de donde reventó ese volcán.
El volcán reventó en Cabezavaca. Todo junto y sin “de”. Porque se llama así el lugar, no “cabeza de vaca” como decían algunos en la tele.
Quizás no me creas o no lo sepas pero cree al menos a los historiadores de La Palma que, desde hace casi 150 años, en 1880 y hasta la actualidad y al menos en 4 ocasiones distintas me dan la razón en estas palabras.
Los primeros que tenemos ubicados a la fecha fueron los historiadores Chil y Bettancourt que en 1880 ya indicaron que Tajogaite está “al sur de Los Romanciaderos y cercano a la Montaña Rajada”.
Esto fue corroborado en investigaciones publicadas en 1987 por Díaz Alayón y nuevamente en 2003 por Reyes García.
Es 100% irrefutable.
Para los que no conocen la zona, Tajogaite es y sigue siendo hoy la zona que va desde San Nicolás (donde está el Americano) hasta Jedey aproximadamente.
Eso es Tajogaite. Y ahí no reventó ningún volcán. Reventó allí arriba, en Cabezavaca.
Pero algunos se han empeñado en colarnos a todos una mentira sin ningún sentido llamando Tajogaite a un lugar que no lo es.
Yo creo que no deberías participar en eso. Deberías contribuir a todo lo contrario: a que se sepa la verdad.
Un fuerte abrazo y un saludo.