El 6 de junio de 1983, hace ahora 40 años, los teletipos transmitían la noticia de que un avión Harrier de la Royal Navy se había posado sobre la cubierta del buque de bandera española “Alraigo”, en viaje de Bilbao a Santa Cruz de Tenerife. Más tarde se supo que el piloto del avión dio unas pasadas sobre el buque y el capitán, un joven vasco de 26 años llamado Aitor Suso Linaza, que algo debía saber del vuelo vertical de este tipo de aeronaves, adivinó su intención y ordenó parar máquinas, tras lo cual acabó posándose sobre la cubierta.
El piloto, subteniente Ian Watson, de la misma edad que el capitán del “Alraigo”, consiguió posicionar su avión de cinco toneladas de peso entre la pluma real y la fachada de la superestructura, aplastando una furgoneta Mercedes y quedó con un ángulo de unos 45º apoyado sobre dos contenedores.
Cuando descendió de la cabina ayudado por la sorprendida tripulación del buque español, explicó que pertenecía a la flotilla de aeronaves desplegada en el portaaviones británico HMS “Illustrious”, y que participaba en un ejercicio y una avería le había hecho perder la comunicación, por lo que estaba próximo a quedarse sin combustible y en la búsqueda de posibles objetivos donde posarse apareció el buque de García-Miñaur, cuando navegaba a unas 120 millas al SW de Oporto.
Las presiones para que el capitán Suso Linaza modificara el rumbo y entrara de arribada forzosa en Lisboa o Gibraltar no dieron resultado y el 9 de junio se presentó en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, quedando atracado babor al muelle de ribera de la Dársena de Los Llanos, frente al Cabildo Insular.
Una marea humana presenció la arribada, controlada por las fuerzas de orden público y entre ellos medio centenar de periodistas, en su mayoría británicos, aunque algunos de ellos habían salido a su encuentro en avionetas y entre ellos un fotógrafo de la Agencia Efe, cuyas imágenes aéreas dieron la vuelta al mundo. En los días que siguieron hasta que el avión desembarcó y se llevó por tierra hasta su embarque en la cubierta del petrolero británico “British Tay”, la romería de gente curiosa fue memorable.
Paralelamente se abrió un litigio en torno al avión, objeto de deseo, de modo que García-Miñaur y la tripulación del “Alraigo” trataron de impedir su entrega hasta que hubiera acuerdo en la indemnización que iban a recibir. Se hablaba de dos tercios del valor del avión, que se estimaba en 1.500 millones de pesetas. Se abrió un debate sobre el peligro que había corrido el buque y hasta intervino la primera ministra británica, Margaret Thatcher, que exigió la devolución del Harrier, aduciendo que se trataba de “territorio británico”. El Tribunal Marítimo Central declaró que el avión no era embargable como pretendía la tripulación y el Ministerio de Defensa británico apelaba a una cuantía razonable y no la que pretendía Alfonso García-Miñaur.
El 15 de junio, pasados nueve días de la llegada a Tenerife del buque “Alraigo” con su peculiar carga, llegó una orden para la intervención policial y se procedió a la descarga del avión para su embarque en la cubierta del citado petrolero, teniendo a los trabajadores portuarios en contra, acompañado de otra romería de público y curiosos y el desencanto de la tripulación del mercante español. Cada tripulante recibió 3,6 millones de pesetas; 6,5 millones el capitán y 38,5 millones Alfonso García-Miñaur, armador del buque, como decisión final de la aseguradora Lloyd’s en concepto de “premio de salvamento”.
“Alraigo”, matrícula naval de Santander
Naviera García Miñaur contrató la construcción de este buque con el astillero Duro Felguera (Gijón) y entró en servicio en noviembre de 1977 bautizado con el nombre de “Alraigo” e inscrito en la matrícula naval de Santander. En 1991, en unión del resto de la flota de esta compañía, quedó intervenido por el BCI y pasó a formar parte de la SGB.
En el citado año 1991 se vendió a Containers y Transportes y recibió el nombre de “Cotinsa Catalunya”, etapa en la que mantuvo la bandera española. A partir de 1994 y hasta su desguace en mayo de 2011 en Aliaga (Turquía), se sucedieron seis cambios de nombre (“Alpha Marine”, Laptali M”, “UB Laptali M”, Blast”, “Seatide” y “Golden Fox”), cuatro cambios de armadores y cinco de bandera.
De 2.300 toneladas brutas y 3.605 toneladas de peso muerto, medía 93,30 m de eslora total –84,70 m de eslora entre perpendiculares–, 13,50 m de manga. Propulsado por un motor Barreras-Deutz RBV8M358, de 2.940 caballos de potencia sobre un eje, que le permitía mantener una velocidad de 14 nudos. Código IMO 7502277.
Fotos: Julio A. Rodríguez Hermosilla y archivo de Laureano García Fuentes
3 comentarios
Buenos dias:
Quisiera comentar sobre el episodio del «Alraigo»( este caso único en la historia de la MM) .
El piloto dió una vuelta entera alrededor del buque antes de posarse debido a que desde su cabina no podia ver hacia abajo en vertical. Calculó la distancia desde la pluma real hasta el puente, se posicionó en linea con el eje longitudinal del buque y paró los motores por si los contenedores donde habria de posarse contuvieran explosivos. El parar los motores hizo que cayera bruscamete y rebotase sobre el techo de los contenedores hasta reposar en la posicion que se ve en las fotos.
El buque no llevó a cabo ninguna acción que contribuyese activamente al salvamento del avion y del piloto (salvo «estar alli»).
Por tanto, segun tengo entendido, el suceso no constituyó un Salvamento Maritimo. La indemnizacion que asignaron los tribunales estaba compuesta por el coste de formacion del piloto (que se hubiera perdido de no ser por el «Alraigo»), el flete por el transporte y alguna cantidad adicional. Todo el merito del «salvamento» fue del piloto.
Lo comento por si fuera de algún interés.
Leo todos los dias con gran placer «Puente de mando» y agradezco mucho la enorme labor del Sr. Diaz Lorenzo y sus colaboradores.
C. Alvarez Horas
Capitan de la MM
Asi es Camilo, lo has descrito correctamente. En el puente se encontrabn el Capitán y el Radio, que se tiraron al suelo al escuchar el estruendo. Cuando se pusieron en pié, ya caminaba el piloto por cubierta. Fué hábil Aitor, al escribir en el Diario/Cuaderno de Derrota que se habían tomado medidas para evitar incendios además de, creo recordar, manibrar para ayudar en el aterrizaje. Navegué ocho años en García-Miñaur y conocía a todos los protagonistas.
Un tiempo después, cuando me encontraba embarcado en el gemelo del «Alraigo», el «Algalo», y estando atracados en Rochester (UK), una noche nos hicieron una pintada en el costado que decía: «First Belgrano then Alriago» con el nombre así mal escrito. La verdad es que no le dimos mayor importancia, pero los tripulantes del «Alraigo» habían pasado de héroes en la prensa inglesa a villanos por reclamar dinero por el rescate.