En el panorama geopolítico internacional se suceden acontecimientos que ejercen una importante proyección sobre el transporte y las rutas comerciales actuales.
En los próximos años seremos testigos de nutridos cambios a este respecto, lo que nos lleva a reflexionar cómo puede influir este contexto en el tráfico marítimo internacional. Y no solo a causa de las pandemias como el Covid-19, sino también debido a la apertura de nuevas rutas comerciales y al desarrollo de las grandes potencias, especialmente EE.UU. y China. Otros países con gran crecimiento de su PIB asumirán un mayor protagonismo en las próximas décadas, debido entre otros factores a su localización. India, Brasil, Méjico, Rusia, Indonesia, etc. son algunos de ellos.
En un lustro, el PIB de China podría alcanzar al de EE.UU., lo que originará tensiones internacionales en el ámbito comercial. La disputa que ya mantienen en este sentido estas dos superpotencias, se está extendiendo a otros países próximos. Las batallas arancelarias por la propiedad industrial, las inyecciones de fondos públicos en empresas privadas, la disputa de patentes, los incumplimientos de los acuerdos comerciales, etc., en un mundo cada vez mas tecnológico, son muestra de lo que avistamos a medio plazo.
Mientras, la política de EE.UU. se desmarca de la OMS, del acuerdo climático de París, del acuerdo nuclear con Irán y de la Asociación Transpacífica (12 países de la cuenca del Pacífico firmaron en octubre de 2015 el acuerdo para liberalizar el comercio y las inversiones y crear un área de libre comercio en esa zona) y se centra en relocalizar a las empresas de capital americano en su territorio, incluso cofinanciando estos regresos, China continúa disciplinada y contundentemente desarrollando su estrategia comercial.
La clave del futuro mundo tecnificado se centra en el liderazgo por la supremacía tecnológica, motivo por el que el país asiático está centrando sus esfuerzos en las compañías manufactureras que conforman los sectores de la alta tecnología. Lo que conocemos como “el Internet de las Cosas”.
¿Cómo afectan estas circunstancias al trafico internacional de mercancías? China está inmersa en su proyecto insignia, el impulso de la nueva ruta de la seda. Para Europa, el mejor cliente del estado chino, la entrada de esta ruta a través de los países del Este, Grecia e Italia es trascendental, lo que explicaría la gran inversión china en el puerto de El Pireo.
El papel que juega la figura del contenedor en este movimiento de mercancías es esencial, ya sea por vía marítima, carretera o ferrocarril. El trazado de esta ruta refuerza por tierra y mar esas relaciones comerciales entre ambos continentes, buscando una marcada reducción de los tiempos de entrega y una mayor sostenibilidad en el modo de transporte. La ruta de la seda china es un instrumento para el fortalecimiento de relaciones entre países, fidelización de clientes y una manera de imponer una supremacía comercial en el orden mundial.
Por tierra Rusia y los países de Europa del Este jugarán un papel fundamental como ya he comentado. Por mar, Vietnam, Malasia, India, Pakistán, Irán, Kenia, Grecia (puerto de El Pireo) e Italia. Será estratégico el control de los estrechos de Malaca, Ormuz y Suez. Veremos qué pasa con el canal de Nicaragua. Las notables inversiones e intereses chinos en África y la deuda que acumulan algunos países africanos con el país asiático darán como resultado, inexorablemente, la incorporación de nuevos puntos estratégicos en la costa Este de este continente.
Se puede afirmar que una parte considerable del tráfico de mercancías procedentes de China hacia Europa, se realizará por carretera o ferrocarril. Es difícil evaluar todavía en qué medida afectará este desvío de carga al tráfico marítimo o si realmente lo perjudicará. Sin embargo, la presencia de capital chino en el puerto de El Pireo, en lo que ha sido una de las inversiones geoestratégicas más importantes de este Estado o el interés en un futuro canal atravesando Nicaragua, proyectado con mayor capacidad operativa que el cana de Panamá, despeja cualquier duda sobre la importancia que conservarán las vías marítimas internacionales para las grandes potencias exportadoras.
En esta línea, la carrera por el gigantismo en la ingeniería naval continúa. El ultimo hito, el buque megaportacontenedores “HMM Algeciras” (Hyundai Merchant Marine), de 23.964 TEUs, mide 399,90 m de eslora, 61 m de manga y tiene un calado de 33,20 m. Otro interrogante son las instalaciones que serán capaces de dar servicio a estos colosos, por calado, superficie operativa o conectividad intermodal para las mercancías que transportan.
El megaportacontenedores realizará sus servicios dentro de la ruta Far East-Europe 4 (FE4). Una línea que conecta el Norte de Asia con Europa dentro del servicio comercial de “The Alliance”, el consorcio de navieras de las que forma parte HMM. No en vano, en septiembre del 2018, HMM firmó un contrato para obtener una flota de 20 unidades más, de los cuales 12 tendrán 24.000 TEUs de capacidad, idea que ya nos indica las características de la futura flota de “liners” y del tipo de infraestructuras que precisarán.
En la medida en que la revolución tecnología es trascendental, lo será también la intermodalidad logística. Se producirá una evolución que requerirá de una alta especialización y profesionalización, de talento e innovación en el sector. Para las instalaciones portuarias es muy importante no perder de vista este enfoque. Es una carrera que ya ha empezado.
Me pregunto a la vista de lo analizado, ¿sería posible que en Canarias trabajáramos en esta línea; centros de formación y especialización en alta tecnología para la logística e intermodalidad, como complemento a otros sectores productivos? Considerando por otra parte, que no son actividades contaminantes, centradas en el área del conocimiento y que podrían proporcionar una importante proyección exterior a las islas. Una opción para no perder el tren del progreso, respetando nuestra fragilidad territorial y ambiental.
Son materias cardinales, para seguir profundizando y ampliando datos y que nos darán, sin duda, mucho que hablar.
No lleguemos tarde al futuro.
Foto: HMM