Después de cuatro días de estancia en el puerto tinerfeño, esta mañana se hizo de nuevo a la mar la fragata “Danmark”. Entre puntas, tras dejar atrás la Dársena de Los Llanos quedó en franquía y puso rumbo suroeste, desplegando después las velas para continuar el largo viaje que habrá de llevarle hasta Río de Janeiro, a donde arribará unos días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos.
Junto a nuestro emblemático “Juan Sebastián de Elcano”, es el buque-escuela de mayor arraigo con el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en el que hizo su primera escala, recién entregado, en noviembre de 1933. Desde entonces se han sucedido más de medio centenar de visitas, sólo interrumpidas en los años de la Segunda Guerra Mundial y a comienzos de esta centuria, por motivos económicos para su explotación.
Es un barco bonito, emblema y embajador de Dinamarca, construido con el propósito de la formación práctica de los futuros oficiales de la Marina Mercante danesa. Tal es el arraigo que este barco tiene con el puerto de Santa Cruz de Tenerife, que una calle de la ciudad lleva su nombre. Desde 2003 está operado por el Instituto Politécnico MARTEC. En esta oportunidad arribó bajo el mando del capitán Kurt Andersen con una dotación de 15 tripulantes y 80 cadetes y a su llegada fue recibido por el cónsul de Dinamarca en Canarias, Bjon Tronholm.
Proyecto del ingeniero naval Aage Larsen, el elegante velero tomó forma en el astillero de Nakskov y resbaló por la grada en 1932. Aparejado de fragata de tres palos, despliega 26 velas con una superficie de 1.636 metros cuadrados. Es un buque de 790 toneladas brutas, en un casco de acero de 77 m de eslora, 9,80 m de manga y 5,20 m de calado. Para los tiempos de calma chicha y maniobras en puerto dispone de un motor de 486 caballos, que acciona una hélice de paso fijo y anda una media de nueve nudos con buen viento.
Fotos: Puertos de Tenerife (aéreas) y Fernando Salvador Sánchez-Caro