De nuevo en el puerto de Santa Cruz de Tenerife la gracia y la elegancia de la fragata “Danmark” -capitán, Kurt Andersen-, que permanecerá atracada hasta el próximo 5 de julio en la Dársena de Los Llanos. A su llegada fue recibida por el cónsul de Dinamarca en Canarias, Bjorn Tronholm. El buque está operado desde 2003 por el Instituto Politécnico MARTEC y puede alojar a 80 cadetes, aunque en sus orígenes y hasta una reforma efectuada en 1959 tenía capacidad para 120 alumnos. La tripulación habitual la forman 15 personas, de capitán a marmitón.
Desde su construcción y puesta en servicio, en 1933, la fragata “Danmark” ha mantenido estrechos vínculos con Santa Cruz de Tenerife, hasta el punto de que tiene una calle con su nombre en la capital tinerfeña. Hace algunos años, alegando problemas económicos de la sociedad civil propietaria, dejó de venir y esta es la segunda escala que realiza -la anterior fue en 2013- después de que el cónsul Tronholm está en el cargo, tras su nombramiento en 2012.
Es un barco bonito, emblema de Dinamarca, construido con el propósito de la formación práctica de los futuros oficiales de la Marina Mercante. En septiembre de 1939, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, el buque se encontraba en Nueva York, y en EE.UU. permaneció hasta que acabó la contienda. Tras el ataque de Japón a Pearl Harbour, el buque-escuela danés estuvo al servicio del U.S. Coast Guard y en 1946 regresó a Dinamarca, siendo recibido en loor de multitud.
Tuvimos ocasión de visitar por primera vez la fragata «Danmark» en nuestra infancia y especialmente a partir de 1976, recién iniciada nuestra andadura en el mundo de la comunicación, en tiempos del cónsul danés Perder C. Larsen, de grata memoria. Luego hemos estado a bordo en diversas ocasiones y recordamos especialmente la escala en la que coincidió con la llegada del vapor «La Palma» desde Gran Canaria, a remolque del «Tamarán», en 1986. Es un barco coqueto, bien conservado y uno de los destacados protagonistas de la historia de la vela en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
A lo largo de su vida marinera ha hecho más de medio centenar de escalas en el puerto tinerfeño desde que arribará por primera vez el 6 de noviembre de 1933, entonces recién estrenada, ocasión en la que vino bajo el mando del capitán Ankersoe, con una expedición de 120 alumnos con edades comprendidas entre 15 y 24 años. Procedía de Copenhague y después de varios días navegando entre las islas, siguió viaje a St. Marteen, en las Antillas, uno de sus destinos más habituales en el cruce del Atlántico. En esta ocasión el viaje es más largo, de unas 6.500 millas, hasta alcanzar Río de Janeiro, a donde arribará unos días antes de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos.
Proyecto del ingeniero naval Aage Larsen, el elegante velero tomó forma en el astillero de Nakskov y, aparejado de fragata de tres palos, despliega 26 velas con una superficie de 1.636 metros cuadrados. Es un buque de 790 toneladas brutas, en un casco de acero de 77 m de eslora, 9,80 m de manga y 5,20 m de calado. Para los tiempos de calma chicha y maniobras en puerto dispone de un motor de 486 caballos, que acciona una hélice de paso fijo y anda una media de nueve nudos con buen viento.
Fotos: José Rafael Díaz Hernández