A Sampo Muurinen
A la historia de la Iglesia Luterana de Finlandia en el primer tercio del siglo XIX, poco después de que Helsinki fuera designada como capital del país, pertenece una iglesia de líneas neoclásicas que lleva el sello del gran arquitecto alemán Carl Ludvig Engel. Lo cierto es que ha perdurado en el tiempo, pese a que en sus inicios había sido pensado como un edificio religioso temporal. De ahí que la Iglesia Vieja [Vanha Kirkko] de Helsinki sea el más antiguo de los templos luteranos de la ciudad. Es un espacio religioso lleno de paz y quietud, un punto de encuentro necesario cada vez que volvemos al entrañable país nórdico.
De planta de cruz griega, la Iglesia Vieja tiene un aforo para 1.200 personas distribuidas en dos pisos y toda ella está construida utilizando grandes troncos de madera. Las obras dieron comienzo en 1824 y fue consagrada el 17 de diciembre de 1826 por el deán Johanm Borgström. La puerta lateral que linda con el parque data de 1828.
Dicen las crónicas de la época que este templo sustituyó el derribo de la iglesia dedicada a Ulrika Eleonora, edificada en 1727 en el solar en el que después se levantó la gran catedral de San Nicolás, convertida desde 1852 en el principal icono religioso de la Iglesia Luterana de Finlandia.
Sin embargo, en las dos décadas que duró la construcción de la nueva catedral, la población en Helsinki había crecido mucho y se necesitaban más iglesias, por lo que se tomó la decisión de alargar indefinidamente la vida religiosa de la Iglesia Vieja, que felizmente ha llegado hasta nuestros días.
En su interior, en el que se combina el azul celeste y el blanco inmaculado, hubo algunos elementos muebles procedentes de la derribada iglesia de Ulrika Eleonora, como los bancos, las lámparas de araña, el marco del altar, el órgano y el púlpito. Excepto éste, todos los demás fueron posteriormente sustituidos. El órgano actual data de 1867, consta de 32 tubos y es obra del maestro Per Larsson Akermann.
En sus primeros años, detrás del altar existió una cruz de madera dorada sobre un fondo azul celestre, diseñada por el arquitecto Engel. En 1854, el Sínodo adquirió el retablo que admiramos en la actualidad, obra del pintor de la Corte Robert Wilhelm Ekman, en el que muestra a Jesús bendiciendo a los niños. Esta pintura fue encargada originalmente para la catedral de Helsinki, pero el representante del zar no la consideró adecuada para el destino propuesto.
Junto a la Iglesia Vieja existe un antiguo cementerio de origen medieval llamado Ruttopuisto [coloquialmente conocido como parque de la plaga] en el que recibieron sepultura el millar de muertos de la epidemia de la peste de 1710. Desde 1829, en que abrió sus puertas el cementerio de Hietaniemi, es un parque público en el que se guarda respetuosa memoria. Existen 48 lápidas de enterramientos producidos entre 1790 y 1829 y dos monumentos importantes: una cripta diseñada por C.L. Engel para el comerciante Johan Sederholm y otro obra de J.A. Ehrenström para honrar la memoria del general Reuterskiöld, situado en la esquina de Lönnrotinkatu y Yrjönkatu.
Desde 1829 no se han hecho enterramientos regulares en el recinto, aunque hay algunas excepciones, como en el caso de aquellos soldados blancos y alemanes que murieron en abril de 1918, durante la captura de Helsinki, en uno de los episodios cruentos de la guerra civil y que se encuentran en la esquina del parque con Bulervardi. El último entierro se produjo en 1919 y en una fosa común situada en la esquina de Yrjönkatu descansan los voluntarios finlandeses que murieron en la guerra de la independencia de Estonia. La tumba tiene un monumento de granito rojo con la cruz de la Libertad de Estonia. En 1900 el antiguo cementerio pasó a propiedad municipal y se procedió al derribo de los muros y vallas, tomando su aspecto actual.
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo