A mediados de los años setenta del pasado siglo, una empresa ubicada en la pedanía murciana de Puente Tocinos, y que respondía a las siglas CHACONSA (acrónimo de Compañía Hispanoamericana de Construcciones, Sociedad Anónima), especialistas en maquinaria para la industria conservera, decidió dar un gran salto tecnológico para introducirse en el mundo de la construcción naval, diseñando sus ingenieros un prototipo de vehículo anfibio, que se desplazaría por tierra y por mar sobre un colchón de aire.
Presentado el proyecto al Ministerio de Defensa, se consideraría lo suficientemente interesante, como para que se diera “luz verde” al mismo, pues su desarrollo iba a significar dotar a la Armada de una serie de vehículos anfibios que por aquellos años se estaban poniendo de moda, naciendo así el proyecto de los que en España se conocerían como “VCA´s” (Vehículos de Colchón de Aire), “hovercraft” en la Armada norteamericana, pionera en el diseño y construcción de este tipo de buques, y que utilizaba para desplazar de manera rápida a sus “marines”.
Para ello, a orillas del Mar Menor, en las inmediaciones de El Carmolí, se levantó en terrenos cedidos por el Ejército del Aire unas modernas instalaciones que habrían de servir de base de estacionamiento y mantenimiento de los futuros vehículos anfibios, que pronto iban a ser una realidad.
Construida la edificación entre finales de 1984 y mediados de 1985, en plena Navidad de este último año, en concreto el 21 de diciembre, el ansiado y novedoso vehículo anfibio, primer buque de esas características diseñado para uso militar en España, hacía su primera salida a la mar, ante el asombro de los lugareños que pudieron apreciar desde el primer momento las grandes velocidades que era capaz de alcanzar.
Las características básicas del mismo, que lucía la numeral de costado VCA-36 (correspondiente a Vehículo de Colchón de Aire de 36 toneladas de desplazamiento) eran las de 25,17 metros de eslora y 11.04 de manga. Su propulsión corría a cargo de 2 turbinas de gas Textrom Lycoming de 2.500 caballos de fuerza unitaria, que le podían dar una velocidad con viento y mar en calma de 60 nudos, aunque en pruebas, y forzándola, se llegaron a alcanzar, aunque de manera puntual, los 73 nudos, con autonomía aproximada de nueve horas.
La carga útil que era capaz de transportar estaba en torno a 70 hombres con su equipos de combate correspondientes y tres vehículos tipo Land Rover, que se podían sustituir por un tanque ligero del tipo “Scorpión”.
Su dotación se reducía a tan solo tres hombres, siendo manejado desde un pequeño puente situado en la banda de estribor.
Sus comienzos fueron realmente prometedores, y a pesar de ser un prototipo, se le fueron insertando nuevos equipos y sensores, de los que el más significativo sería un “VDS” (Variable Depth Sonar, por sus siglas en inglés, sonar de profundidad variable) de pequeñas proporciones, similar a los usados por los helicópteros anti submarinos y cuyas pruebas se realizarían con unidades de la Flotilla de Submarinos en aguas de Cartagena en diciembre de 1987.
A estos ejercicios seguirían otros varios, llegando a hacer maniobras con nuestra Infantería de Marina en aguas de Cádiz, concretamente en la Sierra del Retín, y en las marismas de El Coto de Doñana, dejándose ver el VCA español varado incluso en la gaditana playa de La Caleta donde arribó una mañana en plena época veraniega, sorprendiendo a los bañistas, que nunca había visto nada igual, siendo harto significativo el hecho de haber invertido solo seis horas y 30 minutos en hacer el tránsito entre Cartagena y Cádiz.
Pero poco después, como tantos otros proyectos, a pesar de dar en pruebas buenos resultados (nos viene a la mente aún sin querer el submarino torpedero de Isaac Peral, la historia se repetía), sería finalmente desechado por Defensa, siendo el 4 de agosto de 1989 el día que arribó por última vez a la base cartagenera de El Carmolí, apagando ese día sus turbinas para siempre.
A partir de ahí, pasaría el VCA por un cierto y fatigoso tiempo de soledad, y si bien al principio las instalaciones tenían presencia permanente de personal de mantenimiento, éstas dejarían al poco de “montar guardia”, quedando las instalaciones en general a merced de su suerte, la cual no se haría esperar en forma de improvisados amigos de lo ajeno, hasta que en febrero de 1994, la Secretaría de Estado de Defensa decidió dar carpetazo definitivo al asunto resultando finalmente subastado como chatarra lo que de él quedaba, que aprovechable era más bien poco, por no decir nada en diciembre de ese mismo año.
A día de hoy, las personas que pasan por allí y que desconocen esta historia, se encuentran con una nave abandonada, que albergó la única Base de Vehículos Anfibios de la Armada española, cuyo desarrollo total supuso una inversión en torno a los 2.500 millones de pesetas y doce años de estudio y materialización, concentrado todo ello en ese singular edificio donde hace años se concentró un ambicioso proyecto naval militar y que hoy sólo alberga a drogadictos y okupas, que campan a sus anchas, y a grafiteros que expresan su arte en las paredes.
Fotos: archivo y autoría de Diego Quevedo Carmona
5 comentarios
Efectivamente, otro submarino Isaac Peral que terminara como urinario el La Carraca.Se repite la historia porque los españoles somos como somos. Hasta los que fueron considerados como sabios, decían aquello de; «Que inventen otros…» Así nos va… Es mucho lo que podría hablar al respecto…
Fijate si llevas razón que mira tu ahora dónde son piezas estratégicas ( submarinos y LCAC’s ) incontestables de la marina de la mayor potencia mundial : la U.S. Navy .
Creo que las instalaciones que se mencionan son anteriores a la fecha citada de construccion, que podria ser de apmpliacion de la plataforma.
A primeros de los años ochenta se realizaban en ellas trabajos de investigación y prototipos de hovercrafts.
Buenas amigos leyendo estos artículos sobre Howercrat y del submarino y no mencionan el autogiro invento español no se que les pasa a ustedes pioneros de muchos invento los dejan a medio camino carajo España sería una Potencia tecnología a la par de EEUU .Adelante amigos tienen mucho que dar. Saludos desde Caracas-Venezuela.
No todos fue malo, del fracaso de este proyecto, Chaconsa se reinventó y desarrollo la máquina de fabricación de gazpacho, más concretamente la marca Alvalle, que hasta hace poco se fabricaba, para el grupo PepsiCo en sus instalaciones de Puente Tocinos, ahora con una nuevas instalaciones en Alcantarilla.