En la arquitectura religiosa del siglo XIX en Finlandia destaca un edificio extraordinario: la iglesia catedral de Helsinki [Helsingin tuomiokirkko], que es el símbolo por excelencia de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia y el principal icono arquitectónico de la capital del país. Se trata de un edificio de gran importancia histórica, religiosa y espiritual. En las últimas décadas, iluminada por la noche, su prestancia es todavía más relevante.
La catedral forma parte destacada del conjunto arquitectónico de estilo neoclásico del centro histórico en el que se encuentran los edificios más notables de la época. Destaca sobre una suave colina granítica en el paisaje urbano de la ciudad y está situada en el eje del centro imperial de Helsinki, en el que toma especial importancia la Plaza del Senado y cuya traza corresponde al político y funcionario finlandés Johan Albrecht Ehrenström (1762-1847).
En 1809, después de la derrota sueca en la guerra de Finlandia, Ehrenström fue comisionado para dirigir la reconstrucción de la ciudad de Helsinki tras la destrucción que habría sufrido en el otoño de 1808, cuando una parte fue arrasada por el fuego. La traza urbana, hasta entonces medieval, con callejuelas estrechas y sinuosas, fue ampliamente renovada con calles anchas y una planta geométrica acorde a la visión neoclásica.
La propuesta de Ehrenström fue aprobada por el zar Alejandro I de Rusia, gran duque de Finlandia, y el desarrollo del nuevo trazado urbanístico de la ciudad sería encomendado al arquitecto Carl Ludvig Engel, mientras Ehrenström recibió el encargo de hacer renacer la ciudad de Oulu, que había sido devastada en 1822 por el fuego.
El 8 de abril de 1812, el zar Alejandro I firmó el decreto que autorizaba el traslado de la capital de Finlandia de Turku a Helsinki, con lo cual la «vieja Finlandia», correspondiente a la región de la Carelia occidental, volvió a estar ligada al resto del imperio. Esta decisión tendrá una importancia capital en el futuro de la ciudad en la que hasta entonces apenas vivían unas 3.500 personas.
Según el plano propuesto, en la nueva capital finlandesa serían construidas dos iglesias luteranas en piedra, una en el centro y otra en el norte del lindero que delimitaba el centro histórico; aunque una decisión posterior modificó este criterio cuando se decidió que fuera una iglesia luterana y otra ortodoxa y para la financiación de las obras se decidió un impuesto del 15% sobre el tráfico de la sal, cuyos derechos de aduana habían sido oportunamente regulados por el emperador, mediante decreto de 8 de agosto de 1814.
Aplazada la construcción de la futura catedral debido a los cambios derivados de los sínodos de la Iglesia Luterana de Finlandia, el proyecto original corresponde al arquitecto prusiano Carl Ludwig Engel (1778-1840) y los primeros planos fueron trazados en 1818. Todo parece indicar que está inspirada en la iglesia catedral de Nuestra Señora de Kazan, en St. Petersburg, construida entre 1801 y 1811 sobre un proyecto del arquitecto Andréi Voronjin, en la que destaca, además del templo en sí, una espectacular columnata de 96 columnas. De la documentación que se conserva sabemos que Engel proyectó una fila de columnas adicionales en el frente oeste para resaltar el acceso principal, pero no se llevó a cabo, aunque también incorpora elementos de la iglesia catedral de San Isaac, proyectada por el arquitecto francés Auguste Montferrad y construida entre 1818 y 1858.
A Engel no le gustaba especialmente la planta de cruz griega, pero al final acabó aceptando esta solución arquitectónica porque en su ubicación conseguiría que la iglesia fuera vista en todo su esplendor desde los cuatro puntos cardinales; de ahí que el edificio sea simétrico en todas las direcciones y en sus numerosos bocetos, el estilo neoclásico se fue refinando hasta alcanzar los máximo límites posibles.
Su principal mentor fue el zar Nicolás I y las obras dieron comienzo en 1830, en el solar en el que hasta entonces se encontraba la iglesia de Ulrika Eleanora, reina de Suecia. El coste final de su construcción fue de 2,6 millones de rublos, bastante más del millón inicialmente presupuestado.
En los dibujos finales aprobados por el emperador Alejandro I, hay cuatro frontones coronados y alineados con columnas corintias, con una torre circular rematada por una cúpula y un domo que se eleva en el centro. El pasillo se dispone de una manera tradicional al altar en dirección este-oeste que mira en la dirección a la salida del sol hacia la puerta principal, que es la que corresponde a Unioninkatu.
Durante el largo proceso de construcción de la catedral se produjeron algunos cambios de importancia. En 1839, poco antes de su finalización y mediante decreto imperial, la guardia principal fue demolida y reemplazada por una extraordinaria escalera monumental que desciende desde el suelo de la iglesia hasta la plaza del mercado. Engel se opuso sin éxito a la construcción de las escaleras, pues el cambio influyó en la naturaleza de la Plaza del Senado, que entonces estaba cerrada en su borde norte y desde entonces se abría a la iglesia.
A la muerte de Engel la iglesia estaba prácticamente terminada, aunque sería su ayudante, el arquitecto prusiano Ernst Bernhard Lohrmann (1803-1870), quien había participado en la dirección de las obras, el encargado de su remate y para ello introdujo algunas modificaciones importantes. Lohrmann diseñó, asimismo, la fachada del órgano, situado sobre la puerta principal, cuya factura original se debe al maestro Walcker y el actual es de procedencia danesa. Finalmente, el 15 de febrero de 1852 se celebró su consagración bajo la advocación de San Nicolás.
Se temía que la estructura de la iglesia no tuviera la suficiente fortaleza, por lo que Lohrmann decidió la construcción de cuatro torres coronadas por cúpulas pintadas de color verde, lo que contribuye a destacar la importancia del edificio, así como los dos edificios exentos situados en el borde de la majestuosa escalinata que preside la Plaza del Senado, uno de los cuales se utiliza como campanario y otro como capilla; y las estatuas de los Doce Apóstoles ubicadas en los vértices de las cuatro fachadas y se trata de colección de esculturas de zinc mayor del mundo.
El fuerte impacto visual de su exterior contrasta con la extraordinaria sencillez de su interior e incluso sus reducidas dimensiones, pues solo tiene capacidad para 1.300 personas. Las únicas decoraciones reales son tres estatuas en las bóvedas de cada esquina con los reformadores Martti Luther, Philipp Melanchthon y Mikael Agrícola. La cuarta esquina presenta el tablero de ajedrez redondo de Engel con pasamontañas y bolas de oro.
Las estatuas de Lutero y Melanchthon son copias de yeso del Monumento Worms Luther, completado en 1868 por el escultor alemán Ernst Rietschel. Las esculturas realizadas en París fueron llevadas en 1886 a Helsinki y el escultor Karl Magnus von Wright diseñó los pedestales para cada uno de ellos. La estatua de Mikael Agrícola es obra del artista finlandés Ville Vallgren.
Engel, cautivado por la iconostasia de las iglesias ortodoxas, diseñó un retablo grande para la iglesia de Helsinki, en la que incluía una gran cruz chapada en oro rodeada por ángeles rezando y en la que la cruz y el altar imitarían pinturas bíblicas. Sin embargo, después de la muerte de Engel, sólo se hicieron los ángeles que están situados a ambos lados del altar. El retablo original es obra de Robert Wilhelm Ekman pero al emperador Nicolás I no le gustó la tabla y fue donada a la Iglesia Vieja; en su lugar trasladó el encargo al artista ruso Carl Timoleon von Neff, que pintó el Descendimiento de Jesús.
A partir del 6 de diciembre de 1917, cuando se produjo la independencia del país, se convirtió en la Gran Iglesia y en 1959, creada la Diócesis de Helsinki, cambió su denominación a la catedral de Helsinki, que fue completamente restaurada entre 1996 y 1999.
La catedral de Helsinki es una de las diez iglesias de su rango que tiene la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia. Se estima en unas treinta mil personas los miembros de la Congregación de la Catedral, aunque hay otros muchos finlandeses que la consideran su propia iglesia y por ello participan en sus cultos y ceremonias devocionales. Cada año recibe la visita de unas 350.000 personas, en su mayoría turistas que visitan la ciudad en verano.







Bibliografía:
Eskola, Meri y Eskola, Tapani (1999). The cathedral of Helsinki. Kustannus Oy Projektilehti. Helsniki.
www.helsinginkirkot.fi
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo