La Armada sella las fugas del convoy hundido en Gran Tarajal

Un equipo de buzos de combate de la Armada, dependiente del Mando Naval de Canarias, consiguió el sellado definitivo de tres gabarras que se encuentran hundidas en el puerto de Gran Tarajal (Fuerteventura), a consecuencia del temporal que afectó la semana pasada a las islas. Los buzos militares han inspeccionado, además, el estado en que se encuentra el convoy formado por nueve gabarras y han realizado su trabajo en un fondo de aguas turbinas y revueltas. En el operativo han tomado parte 57 profesionales de la Armada, que han tenido el BAM “Tornado” como buque de apoyo logístico.
Resulta extraño, según lo informado, que la consignataria pretendiera autorización para fondear el convoy fuera del puerto, lo cual fue rechazado por la Capitanía Marítima de Las Palmas. Como ha dicho su titular, Pedro Mederos, “no se puede fondear embarcaciones sin tripulación porque supone un serio peligro y mucho menos cuando se había anunciado un temporal. Si se hubieran fondeado tendríamos nueve objetos flotantes a la deriva de forma incontrolada y para reconducir la situación se hubiera tenido que poner en peligro la vida del personal de Salvamento Marítimo».
Mederos tilda de “aberración e irresponsabilidad” la pretensión de la consignataria y ha aportado un dato determinante, cuando dice que “ante la llegada del temporal tenían que haber reforzado amarras, haberse llevado las gabarras a otro puerto con más medidas de refugio y haber salido los remolcadores a la mar y capear el temporal, pero no hicieron nada de eso». Debido a la fuerza del temporal la barrera de contención no dio el resultado esperado, por lo que medios técnicos y profesionales de Salvamento Marítimo se ocuparon de su control y dispersión, con el apoyo del buque de salvamento «Miguel de Cervantes» y la lancha «Salvamar Mizar».
Consumado el desastre, han sido los buzos del Mando Naval de Canarias quienes, además de sellar las fugas de combustible, han elaborado un plano de la situación en la que se encuentran las gabarras hundidas y el diverso material que transportan. Habrá que reflotar las embarcaciones hundidas y dirimir responsabilidades, algo que, como ha sucedido en ocasiones anteriores, le saldrá gratis a sus causantes y será resuelto a costa del erario público.
Mientras tanto, los políticos hablan de “eficacia” en las labores realizadas y estamos ante un episodio lamentable que cuestiona determinadas decisiones. Se sabe que solo había dos tripulantes coreanos para el control del convoy y que una de las gabarras había roto amarras unos días antes y uno de los tripulantes fue rescatado gracias a que un policía local de Tuineje se lanzó al agua en su ayuda.
El puerto de Gran Tarajal es un amasijo de hierros. Escribe Antonio Cabrera, corresponsal de «La Provincia» en Fuerteventura, que «la vida en Gran Tarajal continúa su ritmo aunque lentamente. La angustia y el dolor de sus vecinos por la situación que se viene padeciendo en el muelle se advierte en el ambiente. (…) Su muelle y su playa son sentimientos de alto valor y que sólo los nacidos en el pueblo pueden llegar a entender. Gran Tarajal ha vivido históricamente de su muelle y de su litoral y la vida cotidiana de sus vecinos ha estado vinculada al mar».
Foto: LOT / La Provincia