La iglesia de San Antonio abad, patrono de Fuencaliente de La Palma, tiene una airosa espadaña hecha en piedra de cantería, que se terminó de fabricar en 1866, en virtud del testamento de Antonio de Paz Camacho –otorgado el 24 de octubre de 1864–, en el que dejó un donativo de 1.000 pesos “y que si sobraba alguna cosa se invirtiere en la que más necesitase dicha parroquia”. Gracias a la generosidad de otros hijos de Fuencaliente residentes en Cuba, caso de Manuel García y Vicente Hernández Cabrera, donadas por éstos llegaron las nuevas campanas, que fueron instaladas el 18 de agosto de 1867.
A comienzos del siglo XX la iglesia de San Antonio fue objeto de una nueva ampliación, sin que por ello perdiera su carácter humilde. En 1901, el presbítero José Antonio Brito constituyó una Junta Patriótica con la finalidad de recabar fondos para ensanchar y restaurar el templo, situado a la vera del camino real que enlazaba la capital insular y los pueblos del valle de Aridane.La corporación municipal respaldó la iniciativa y en septiembre del citado año adoptó un acuerdo en el que excitaba “el celo del vecindario y su patriotismo para que voluntariamente contribuyan con las prestaciones necesarias para el ensanche de la Iglesia parroquial y plaza pública, que actualmente se lleva a efecto por subvención vecinal”.
Pese a sus limitados recursos, el pueblo fuencalentero respondió a la petición con generosidad y con el apoyo e influencia del secretario de la corporación local, Luciano Hernández Armas, los trabajos dieron comienzo en las semanas siguientes.Las obras, sin embargo, tuvieron sus altibajos y enfrentaron al cura y el Ayuntamiento. El pleno, reunido el 8 de junio de 1902, informó de la decisión del párroco Tomás Brito, de que “á causa de la carencia de fondos para sufragar los gastos que exige la reedificación de nuestro templo parroquial y saldar los compromisos contraídos con dichas obras, se ha visto en el desagradable paso de tener que suspender dichas obras hasta que varíen las circunstancias que le han impulsado a tomar dicha determinación”.
La corporación no ocultó su desagrado por este hecho y así lo hizo constar:
“Que el Sr. Cura, de por sí y sin acuerdo de la Junta Patriótica, haya tomado la indicada determinación que ocasiona un lamentable conflicto que se podía haber solucionado si se hubiere puesto de acuerdo con la Junta, que ha reunido cantidades de consideración, que han de pasar de siete mil pesetas y que se le han entregado a dicho Sr. Cura como tesorero de la misma, y con el fin de evitar cuestiones desagradables, que por lo pronto no se dé ninguna queja del Sr. Obispo acerca de este asunto”.
Solucionado el malentendido, el 10 de febrero de 1904 se celebró la solemne función religiosa de su inauguración, que estuvo presidida por el arcipreste de La Palma, José Puig y Codina, en la que predicó “un elocuente discurso” el cura párroco de la villa de Breña Alta, Elías Pérez Hernández.
La crónica del periódico La Soluciónagrega que “la concurrencia fue numerosísima”. El ayuntamiento pleno, presidido por el alcalde Antonio de Paz Armas, había acordado en sesión plenaria anterior “concurrir en corporación” a la bendición del templo parroquial. La cubierta se recubrió en su interior con un falso techo decorado con varias pinturas de Ubaldo Bordanova, que corresponden a los evangelistas Marcos, Mateo, Lucas y Juan, así como una alegoría a san Antonio abad.
Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (1994). Fuencaliente. Historia y tradición. pp. 196-198. Ayuntamiento de Fuencaliente, Cabildo Insular de La Palma y Ediciones La Palma. Madrid.