Del país de Finlandia

Katajanokka. De prisión centenaria a hotel de lujo

Uno de los hoteles de moda en Helsinki se llama Katajanokka. De su explotación se ocupa la prestigiosa cadena hotelera internacional Best Western Premier. Está situado en el distrito de dicho nombre, muy cerca de la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores –el denominado complejo Merikasarmi, proyectado por el arquitecto Carl L. Engel–, la terminal de pasajeros de la naviera Viking Line y el centro histórico de la capital finlandesa. A quince minutos de cómodo paseo se pasa caminando a los pies de la catedral ortodoxa de Uspenski, la sede de la empresa StoraEnso, diseñada por Alvar Aalto y el puerto viejo. El tranvía número 4 hace el recorrido en menos de diez minutos.

El hotel abrió sus puertas en 2007 y tiene 106 habitaciones. Es el sexto en el ranking de los establecimientos de su tipo en Finlandia. Es un edificio de ladrillo rojo y en su interior encontramos un mundo de contrastes, pues se trata de un buen establecimiento que ocupa la antigua prisión de Helsinki. Todo el conjunto, incluido el muro que lo circunda, está protegido por la Junta Nacional de Antigüedades, de modo que la rehabilitación se hizo con su aprobación, asesoramiento y supervisión. La mayoría de las ventanas ya no tienen barrotes y el personal viste camisas de presos o uniformes de vigilantes. Las mesas del comedor han sido reutilizadas y las escaleras metálicas que comunican los pisos son las mismas de antaño. La vajilla es metálica, aunque de nueva factura.

La zona más antigua se remonta a 1837 –es la llamada ala blanca– y el resto data de finales de los años ochenta del siglo XIX. Posee la segunda iglesia más antigua de Helsinki y en sus orígenes sirvió como prisión del condado y centro de detención preventivo. Entonces disponía de doce celdas y cuando fue a ampliada su número aumentó a 164. En la primavera de 2002 finalizó su cometido penitenciario y después de un intenso trabajo de restauración, en mayo de 2007 reabrió sus puertas como uno de los hoteles emblemáticos de la capital finlandesa.

Esta parte del edificio es el más llamativo y data de 1888
Esta parte del edificio es el más llamativo y data de 1888
El edificio está construido en ladrillo rojo y tiene anchos muros
El edificio está construido en ladrillo rojo y tiene anchos muros
Katajanokka es el nombre del distrito en el que se encuentra en hotel
Katajanokka es el nombre del distrito en el que se encuentra el hotel
El edificio fue prisión hasta 2002 y desde 2007 es hotel
El edificio fue prisión hasta 2002 y desde 2007 es hotel

En la década de los años ochenta del siglo XIX se hizo necesaria la ampliación de la prisión de Katajanokka. El zar Alejandro III autorizó la construcción de las tres nuevas alas levantadas con paredes de ladrillo rojo, cuyas obras finalizaron en 1888. Esta parte del edificio tiene un regusto de arquitectura del neogótico y repite un modelo importado de Filadelfia (EE.UU.), correspondiente a un concepto moderno formado por un hall central abierto y rodeado de pasillos con una gran cantidad de celdas a ambos lados de cada brazo.

El edifico de la prisión de Katajanokka fue pionero en varios aspectos. Figura entre los primeros que tuvo calefacción central con estufas de leña y la instalación que le sustituyó fue estrenada en 1960. Tuvo pronto luz eléctrica en cada una de las secciones. El piso de madera es original y los colores utilizados con similares a los empleados en el siglo XIX, que por entonces tenía el siguiente organigrama: un director, un predicador, un médico, un contador y un profesor, además de un capataz, un cuidador, un empleado de la parroquia, varios vigilantes masculinos y una mujer en las mismas funciones para el cuidado de las reclusas.

En el transcurso de la Guerra de Continuación, la prisión de Katajanokka fue alcanzada el 2 de junio de 1944 en el transcurso de un ataque. La explosión de una bomba cerca de la panadería provocó la muerte de un vigilante y un incendio. En medio de la confusión, cinco presos aprovecharon para escapar. Entre sus prisioneros más famosos figura el ex presidente Risto Ryti, que había sido primer ministro durante la Guerra de Invierno y presidente de la República, entre 1940 y 1944.

Las galerías de acceso a las celdas llevan hoy a las habitaciones
Las galerías de acceso a las celdas llevan hoy a las habitaciones
En las galerías hay paneles fotográficos con imágenes de la prisión
En las galerías hay paneles fotográficos con imágenes de la prisión
El edificio ha sido remodelado pero la evocación de su pasado es innegable
El edificio ha sido remodelado pero la evocación de su pasado es innegable
El hotel tiene 106 habitaciones. Esta es el tipo premier
El hotel tiene 106 habitaciones. Esta es el tipo premier

Ryti fue acusado de provocar el drama criminal de la guerra soviético-finlandesa, merced al denominado pacto secreto Ryti-Ribentropp, que tuvo dramáticas consecuencias. Fue condenado a diez años de trabajos forzados y durante su estancia en Katajanokka escribió unas memorias. Otro prisionero de la época fue el ex ministro Väinö Tanner, condenado a cinco años y medio por su responsabilidad durante la guerra  y el autor Hella Wuolijoki, acusado de alta traición a su país.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en las huertas de la prisión se plantaron tomates, zanahorias y remolacha, que ayudaron a mejorar la dieta de los internos. Hasta entonces, la alimentación era muy simple: sopa y carne con sal de vez en cuando y avena para el desayuno. Una vez a la semana había arenques del Báltico y patatas cocidas. Frente a la casa de los oficiales había un jardín en el que la esposa del director seleccionaba las flores para luego venderlas en el mercado y así ayudaba a la exigua vida de los reclusos.

En la década de los años cincuenta cambió la política penitenciaria, presionada por los movimientos sociales que introdujeron el estudio, la gimnasia, los deportes, el canto, el ajedrez y el aprendizaje del inglés. Se permitió a todos los presos condenados que participaran de estas actividades y se estableció un plan para toda la población reclusa, en la que la prisión de Katajanokka se convirtió en centro de formación, de modo que llegó un momento en el que hubo masificación, pues las celdas, diseñadas para ocho internos, llegaron a acoger cada una a una treintena.

Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo

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