Dos generaciones de la familia Muñoz de Bustillo pertenecieron a la flota de CEPSA, desde su creación en 1942 hasta su desaparición en 1988. Otros miembros de la misma saga de origen cántabro le habían precedido y otros descendientes han continuado la tradición en el mundo de la mar y los barcos. De aquellos protagonistas de la emblemática Compañía Española de Petróleos, que tiene en Santa Cruz de Tenerife a la primera refinería moderna construida en el país, recordamos en esta oportunidad la figura señera de Jose Ramón Muñoz de Bustillo Palazuelos, “Chito”, a quien tuvimos la satisfacción de conocer en nuestra etapa al frente de la sección marítima de Diario de Avisos, decano de la prensa de Canarias.
“La mar y los barcos son mi vida. Desde que era un crío, viví siempre cerca de ambos elementos. En mi familia tenía a mi padre, algunos tíos y un bisabuelo, que también fueron marinos. Seguí una tradición y una vocación, y de ahí dependió, en buena medida, que yo siguiera por la misma ruta”, nos decía en una entrevista que le hicimos en 1982 y que está publicada en la sección marítima del periódico decano de la prensa de Canarias. Por entonces, el capitán Muñoz de Bustillo Palazuelos era el comodoro de la flota de CEPSA. “No me importaría, pienso, si volviera a nacer, repetir esta misma experiencia, por todo lo que de atractivo y entrañable tiene esta profesión, en particular en los tiempos actuales, con un régimen de trabajo mucho más agradable”.
José Ramón Muñoz de Bustillo Palazuelos nació el 15 de febrero de 1928 en Astillero (Cantabria), “que está al lado de la ría de Tejero”. Su padre, José Muñoz de Bustillo y Muñoz de Bustillo (1900-1963), también fue capitán de la Marina Mercante. Navegó durante años en los petroleros “Elcano”, “Arnús” y “Conde de Churruca”, de la Sociedad Comercial de Oriente e incorporados a partir de 1928 a la flota de CAMPSA rebautizados los dos últimos con los nombres de “Badalona” y “Remedios”.
Durante la guerra civil, habilitado de alférez de navío, estuvo al mando de los petroleros “Badalona”, “Tiflis” y “Ophir”, con base en Palma de Mallorca. Fue capitán del petrolero “Campero” después de que hubiera sido recuperado en Francia cuando acabó la guerra civil y volvió a éste en 1942, en plena guerra mundial. A continuación fue el primer capitán del petrolero “Campestre”, ex “Tiflis”, recién adquirido por CAMPSA y devuelto a la vida marinera después de una prolongada reforma en el astillero de Unión Naval de Levante. A partir de 1944 ejerció el mando del petrolero “Campante”, de nueva construcción, cuya jefatura ostentó hasta su fallecimiento en 1963. Estaba en posesión de varias condecoraciones, entre ellas la Medalla de Campaña, Cruz de Guerra y Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo.
La familia Muñoz de Bustillo Palazuelos se trasladó de Santander a Sevilla y Cádiz. En la Escuela Oficial de Náutica de la capital gaditana empezó sus estudios de la sección de puente y el 3 de julio de 1947 obtuvo el título de alumno. Unos días después embarcó en el petrolero “Campeón”, en el que realizó todas sus prácticas y desembarcó en marzo de 1949. Fueron 19 meses intensos. En su primer viaje vino a Santa Cruz de Tenerife, tomando así contacto con la capital tinerfeña, ciudad a la que se trasladaría a vivir una década después. Luego cruzó tres veces el canal de Suez camino de Bahrein, además de dos viajes a Aruba y uno a Curazao. Y así comenzó a sumar las singladuras de su vida profesional, que siempre transcurrió en buques petroleros.
Examinado de piloto el 1 de marzo de 1950, en septiembre de ese mismo año ingresó en CEPSA y embarcó como tercer oficial en el petrolero panameño “Gerez”, propiedad de la compañía panameña Seabird Tankers Inc. y fletado al servicio de la Compañía Española de Petróleos, en el que realizó varios viajes para cargar crudo en Venezuela.
Entre enero de 1952 y junio de 1956 desempeñó plaza de segundo oficial en los petroleros “Bruch”, “Bailén” –de la misma serie que el buque “Campeón”, en el que había hecho sus prácticas–, “Ciudad Rodrigo” y “Zaragoza”. Luego vino una etapa en la que alternó hasta 1958 entre primer y segundo oficial en los petroleros “Bruch”, “Zaragoza”, “Albuera” y “Monteleón”. Precisamente, en este buque, hizo su primer interinaje de capitán entre el 15 de noviembre de 1958 y el 8 de enero de 1959. Había obtenido el título el 23 de julio de ese mismo año, tras los exámenes celebrados en Madrid. Casualidades de la vida, como puede apreciar el amable lector, en este mismo buque, entonces con los nombres de “Tifilis” y “Campestre”, también había estado al mando de su padre.
En el primer semestre de 1959 ocupó plaza de primer oficial en los buques “Ciudad Rodrigo” y “Albuera”, los cuales mandaría a continuación, así como el petrolero “Arapiles”. Entre abril de 1961 y septiembre de 1962 realizó dos campañas como primer oficial en el petrolero “Talavera” y a partir de octubre del citado año y hasta su jubilación ocupó siempre plaza de capitán efectivo, en los buques “Astorga”, “Ciudad Rodrigo”, “Vitoria”, “Arapiles”, “Albuera”, “San Marcial”, “Zaragoza” (2º), “Ceuta”, “Talavera”, “Vitoria” (2º), “Astorga” (2º), “Valencia”, “Albuera” (2º), “Gerona” (2º), “Talavera” (2º) y “Monteleón” (2º).
En varios de ellos repitió mando: seis veces en el petrolero “Arapiles” –que había sido el panameño “Gerez”, su primer embarque en CEPSA–, tres en el petrolero “Albuera”, nueve en el petrolero “San Marcial” –del que fue su último capitán, en marzo de 1982–, cuatro en el petrolero “Ciudad Rodrigo”, cinco en el primer “Talavera”, siete en el segundo “Astorga” y dos en el segundo “Vitoria”, del que fue su primer capitán en enero de 1983 y le tocó vivir episodios amargos cuando la guerra de los petroleros en el Golfo Pérsico.
Después de aquel primer contacto en 1947 con Santa Cruz de Tenerife, transcurrieron tres años de ausencia. A partir de 1950 volvió con frecuencia, puesto que la flota de CEPSA tenía entonces su base en el puerto tinerfeño. Ello determinó la decisión de José Ramón Muñoz de Bustillo Palazuelos de asentarse definitivamente en Santa Cruz de Tenerife a partir de enero de 1957, unos meses después de su matrimonio con Mercedes de Barrasa Sánchez, celebrado el 16 de octubre de 1956 en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en Cádiz y de cuya unión nacieron ocho hijos. “Y así hasta nuestros días, en esta querida isla, que es la mía y de la de mi gente”.
El capitán Muñoz de Bustillo Palazuelos no había cumplido 60 años cuando dijo adiós a la mar y los barcos, después de cuatro décadas de ejercicio profesional. “Quiero estar en casa, con mi familia. A todo se acostumbra uno, aunque la familia tira un montón y en muchas ocasiones duele salir de casa para embarcar de nuevo, pero esta profesión es así y así lo aceptamos”. Le preguntamos, entonces, acerca de las condiciones humanas y profesionales que, a su juicio, debe reunir un profesional de la mar y los barcos y nos dijo lo siguiente: “Es un poco complicado contestar a esta pregunta. Hay que ser sufrido, aguantar, tener disciplina y ser sacrificado. Creo que en los barcos es uno de los medios donde más se fomenta el compañerismo, pues no puedes andarte peleando con la gente, porque sino los barcos acaban siendo una grillera”.
Otros miembros de la familia Muñoz de Bustillo arraigaron también en Santa Cruz de Tenerife. Su tío Pedro Muñoz de Bustillo y Muñoz de Bustillo, capitán inspector de CEPSA; su primo hermano Antonio Muñoz de Bustillo Aguirre, contemporáneo suyo y también capitán de CEPSA; su prima María del Carmen, hermana de Antonio, que casó con Alfredo Videa Ansoleaga, asimismo capitán de CEPSA y su cuñado José de Barrasa Sánchez, que también lo fue y falleció en edad temprana. Hace poco, el pasado 12 de enero, despedimos a su primo Antonio y Alfredo Videa se nos fue en marzo de 1980, en la tragedia del petrolero «María Alejandra».
El 12 de diciembre de 1991 el capitán José Ramón Muñoz de Bustillo Palazuelos emprendió su última singladura. Tenía la misma edad que su padre cuando largó amarras y puso proa al infinito. Dijimos entonces adiós al amigo entrañable y al profesional destacado, relevante, sacrificado, abnegado y ante todo caballero. Hoy evocamos su memoria fértil con la satisfacción de la amistad bien entendida.
Fotos: Familias Muñoz de Bustillo Barrasa, Barrasa Jiménez y archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo