El día primero de junio de 1851, “a las 12 y tres cuartos de la tarde” (tal y como quedó reflejado en los libros de registro), nacía en el cartagenero callejón de Zorrilla, el segundo de los hijos del matrimonio que formaban el capitán de Infantería de Marina don Juan Manuel Peral Torres, gaditano, y la cartagenera Isabel Caballero Díaz, y a quien bautizarían dos días después en la iglesia de Santa María de Gracia con los nombres de Isaac José María Segundo, Peral y Caballero. Con el andar del tiempo llegaría a alcanzar las más altas cotas de popularidad, primero a nivel nacional para dar el salto inmediatamente después al internacional, con su invento del submarino torpedero que había revolucionado la navegación en los últimos lustros del XIX.
Precisamente su casa natal, que logró sobrevivir milagrosamente tanto a la guerra cantonal primero como a los bombardeos que sufrió Cartagena durante la guerra civil, se encuentra en estos momentos en avanzada fase de restauración y próxima rehabilitación como casa museo. Cuando se termine y quede inaugurada servirá para honrar de manera permanente la memoria de este personaje que nació hace justamente 170 años y que hizo que el nombre de Cartagena estuviera en su día en boca de todos los habitantes del planeta.
Por lo pronto, Cartagena, la ciudad que le vio nacer, conserva su cuerpo embalsamado, su fantástico invento y un importante legado referente a su vida y su obra, que desde hace unos días y con motivo de su 170º cumpleaños pude verse en las instalaciones del Archivo Municipal de Cartagena, en principio y como mínimo hasta mediados de septiembre. Llegado el momento, todo ello quedará expuesto en la casa natal, que una vez convertida en casa museo, será una atracción más de las muchas que a día de hoy la ciudad de Cartagena ofrece al visitante.






Fotos: archivo de Diego Quevedo Carmona