Siempre y cada vez que coincido con ella le llamo cariñosamente Teresita del Niño Jesús, aunque su nombre real es Teresa Cotonat Vives. No es coincidencia este sobrenombre que le he puesto después de más de dos décadas de amistad, donde su casa, la mía, y ambos teléfonos móviles, siempre han estado dispuestos a comunicarnos y a ayudarnos ante cualquier eventualidad.
Pero esta línea de comunicación, a cualquier hora, cualquier día y siempre operativo, ha sido la respuesta tranquilizadora ante una fiebre alta o un dolor de garganta de mis dos hijas, una hoy con algo más de treinta años y otra con apenas catorce.
Toda esa plena dedicación ha tenido la mejor respuesta posible de un ministerio, el de Sanidad, concediéndole un distintivo más que merecido, la Cruz Civil de la Orden de Sanidad.
Teresa “la pediatra” de El Hierro representa una generación de sanitarios siempre dispuestos a ayudar a quien lo necesite, con una tierna sonrisa a quien la precise, y con un don de generosidad sin límites, lo que mucho escasea en estos tiempos.
Felicidades Teresa y enhorabuena a la ministra Carolina Darias por haber mostrado la sensibilidad que merecen los buenos profesionales en el ejercicio del servicio público.
Fotos: cedidas