Francisco Perera Molinero (Santa Cruz de Tenerife, 1959), en la actualidad presidente del Colegio de Dentistas de la provincia tinerfeña, ingresó recientemente en la Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife. La medalla que le impuso el presidente de la Real Academia, José Nicolás Boada Juárez, es la misma que portó también su padre, el doctor Antonio Perera Reyes, al que los asistentes recordaron con emoción.
En la mesa que presidió el acto de ingreso estuvieron presentes, además del presidente de la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife, los doctores Javier Parache Hernández (presidente de honor), José Julián Batista Martín (secretario) y el presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia, José Carro Otero. Además, formó parte de la mesa el académico emérito Ruperto González Giralda, que se encargó del discurso de contestación y que, como el nuevo académico explicó, había codirigido su tesis doctoral y guió los pasos de su formación en Estados Unidos y España.
El discurso de ingreso del doctor Francisco Perera Molinero giró en torno a la excelencia profesional en la práctica médica. Antes de entrar en detalle, el nuevo académico electo recordó la figura de su padre, que le brindó una herencia moral y humanística “que espero poder transmitir a mis hijas, una de ellas odontóloga y la otra estudiante de Medicina en estos momentos”. Y afirmó que el doctor Perera Reyes que “era uno de esos médicos que curaban el cuerpo y el alma de sus pacientes”.
Francisco Perera reivindicó la importancia de los valores morales en el concepto de excelencia profesional, ya que en la actualidad se hace énfasis en la pericia necesaria del oficio y “se ignora la obligatoriedad del compromiso moral”. En ese sentido, aseguró que existe una “tendencia a desvirtuar la práctica médica a favor de intereses personales y económicos de aquellos que dirigen determinados establecimientos sanitarios”.
De esta forma “se corre el riesgo de convertir al médico en un gestor financiero cuya prioridad no es el paciente”, señaló. Francisco Perera aludió en su discurso a los riesgos de la mercantilización de la profesión y el reduccionismo técnico derivado de la especialización del conocimiento. Y reivindicó, asimismo, “la necesidad urgente de incorporar en nuestra sanidad pública el tratamiento adecuado de las enfermedades dentales”.
En su discurso de contestación, el doctor Ruperto González Giralda coincidió con el nuevo académico electo en señalar que “las profesiones sanitarias se distinguen de las comerciales esencialmente por las responsabilidades sociales que aceptan” y destacó del doctor Francisco Perera Molinero su carácter conciliador y su labor de constructor de puentes de entendimiento entre posturas contrapuestas.
Francisco Perera Molinero estudió la carrera de Medicina en la Universidad de La Laguna y se licenció en Estomatología en la Universidad Complutense de Madrid y, a continuación, realizó diferentes estudios de especialización en Estados Unidos. En 1989 abrió su propia consulta dedicada a la ortodoncia en la capital tinerfeña, donde se ha acreditado como un profesional solvente y eficiente en su especialidad.
Como culminación de su formación académica realizó su tesis doctoral en la Universidad de La Laguna, titulada “Estudio epidemiológico de la maloclusión en la población escolar de Santa Cruz de Tenerife”. Codirigida por los doctores Jorge Luis Doreste Alonso y Ruperto González Giralda, obtuvo la máxima calificación, sobresaliente «cum laude».
En 1999 se incorporó como vocal a la Junta de Gobierno del entonces Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Santa Cruz de Tenerife, institución de la que fue secretario entre 2001 y 2009. En dicho año fue elegido presidente del denominado Colegio de Dentistas de Santa Cruz de Tenerife, cargo que ocupa en la actualidad y que comparte con el de cónsul de la República de Eslovaquia y secretario del Cuerpo Consular acreditado en Santa Cruz de Tenerife, respectivamente.
Fotos: cedidas