A mediados de la década de los años setenta del siglo pasado la Compañía Anónima Venezolana de Navegación (CAVN) vivió una de sus etapas más destacadas, con la incorporación de una serie de buques de nueva generación “multipurpose”, que fueron en su momento lo más destacados de la Marina Mercante latinoamericana. Los nuevos barcos estaban destinados a asegurar una parte importante de las exportaciones e importaciones que demandaba el país y, al mismo tiempo, proyectaba en el exterior la imagen de una Venezuela moderna y pujante.
Cuatro de estos buques fueron contratados en astilleros japoneses y recibieron los nombres de “Carabobo”, “Lara”, “Guárico” y “Zulia”. El último de ellos, del que nos ocupamos en esta oportunidad, rendía homenaje al Estado Zulia, en el que se encuentra el lago de Maracaibo –cuya ciudad del mismo nombre es su capital y la segunda en importancia del país–, que es la masa de agua más extensa de América Latina y cuya cuenca contiene una de las más grandes reservas de petróleo y gas del continente.
El Estado Zulia es, además, el largo lindero fronterizo que separa Venezuela de Colombia por el oeste desde la península de Guajira hasta la sierra de Perijá. Los estados andinos Táchira, Mérida y Trujillo colindan con el Estado Zulia en la zona sur del lago y los estados Lara y Falcón lo hacen en la orilla contraria. Se trata de un territorio de una enorme riqueza petrolera y también agrícola. Además, el nombre de Venezuela tiene su origen en el lago de Maracaibo, en el que los conquistadores españoles comandados por Alonso de Ojeda encontraron a los indígenas viviendo en palafitos, de ahí la denominación de “Pequeña Venecia” o “Venezuela”.
El buque llamado “Zulia” era un carguero de línea, con elementos arquitectónicos navales que denotaban claramente su procedencia oriental. Construcción número 1.076 de los astilleros Mitsubhisi Heavy Industries Ltd., factoría de Kobe (Japón), el 16 de agosto de 1976 se procedió a la puesta de quilla y el 4 de febrero de 1977 resbaló por la grada con el ceremonial acostumbrado. Entró en servicio el 27 de abril siguiente y se inscribió en la matrícula naval de La Guaira.
Era el segundo buque con dicho nombre en la historia de la Marina Mercante de Venezuela. Le había precedido un carguero construido para la CAVN en el astillero Canadian Vickers Ltd., en Montreal (Canadá) y puesto en servicio en diciembre de 1949. Vendido diez años después, aún tendría larga vida marinera de casi dos décadas, hasta su naufragio ocurrido el 9 de enero de 1976, cuando navegaba frente a Ironshore (Gran Caymán) con el nombre de “Kirk Pride” y bandera de Nicaragua.
De 12.824 toneladas brutas, 6.405 toneladas netas y 17.588 toneladas de peso muerto, medía 160 m de eslora total –148 m de eslora entre perpendiculares–, 22,80 m de manga, 10 m de puntal y 9,15 m de calado máximo. Propulsado por un motor de dos tiempos Sulzer 6RND76 –fabricado, bajo licencia, en los talleres del citado astillero-, de 12.000 caballos de potencia sobre un eje y una hélice de paso variable, que le permitía mantener una velocidad de 16 nudos.
Disponía de una gran capacidad de carga en cinco bodegas –cuatro a proa de la superestructura y una a popa–, dotadas de seis escotillas y grúas hidráulicas y puntales de diferente capacidad de izada para las operaciones de carga y/o descarga. Sobre cubierta podía transportar 144 TEUS, varios de ellos frigoríficos. Código IMO 7428536.
En 1993 el buque de esta historia fue vendido a una sociedad chipriota y rebautizado “Ipaga II”. Dos años después cambió dos veces de nombre: “Seahorse V” y “Nikoletta”. En 1996 lo compró Cosmoship Management S.A., de El Pireo y entonces comenzó su última etapa con el nuevo nombre de “Marianna S”, abanderado en Chipre. El 28 de junio de 2001 arribó a Alang (India), donde se procedió a su desguace.
Fotos: Ventuari