Finlandia en verano

El verano en Finlandia dura aproximadamente cien días. Cien días en los que se suceden los días interminables de la luz del sol de medianoche sobre la extensa geografía del país nórdico. Una luz que tiene una intensidad y una tonalidad especial, a la que hay que acostumbrarse cuando se viene de fuera, del mismo modo que sucede con los largos, oscuros y fríos inviernos. De un tiempo a esta parte, las temperaturas veraniegas sorprenden a los propios finlandeses, pues se han alcanzado frecuentes registros que superan los 30 grados.
En el momento álgido del sol de medianoche, la luz no se pone. Resulta extraño que sea de día cuando tenía que ser de noche, pero en estas latitudes y época del año esto es así. El colorido del cielo permanece como si fuera amanecer o atardecer, aunque en realidad es la suma de ambas cosas.
Así como en el Círculo Polar Ártico el sol permanece inmóvil durante dos meses, en el sur de Finlandia está visible las 24 horas del día en los meses de junio y julio, aunque su presencia se extiende entre mayo y agosto. Cuanto más al norte del país nos encontremos, el sol se mantiene más firme e intenso en la línea del horizonte.
El verano emerge en Finlandia con una amplia oferta cultural. Es la época de los festivales de jazz, rock, ópera y teatro que se celebran en Turku, Joensuu, Seinajöki, Savolinna…, de la práctica de deportes diversos, de las excursiones en barco –algunos de ellos auténticas joyas de la construcción naval, como el centenario “Suomi”, de 1906, que tiene su base en el puerto de Jyväskylä– por los grandes lagos del país, de las terrazas en las plazas de las ciudades acompañadas de músicos, de las escalas de los cruceros de turismo que recorren los principales puertos de los países bálticos, de las rutas de senderismo por los parques nacionales, de los mercadillos, de los viajes por las regiones del interior y las cabañas y casas flotantes a orillas de los lagos, de la pesca, del camping, del golf, del buceo y de los baños en las orillas de los lagos que se convierten en playas.
El pueblo finlandés sabe que el verano es corto y que cien días se pasan muy rápido, por lo que durante estos meses viven intensamente y rebosan felicidad. El verano es efímero y pronto llegará el ocaso y de nuevo la oscuridad invernal, a la que han sabido sacarle provecho con su marcado ingenio, cultura e imaginación.
Juhannus, San Juan, es fiesta nacional en Finlandia. La celebración del solsticio de verano tiene una notoria relevancia en la sociedad finlandesa. Acompaña el sol de medianoche y unas temperaturas más cálidas, en la que se encienden hogueras que llaman “koko” haciendo ruido para ahuyentar a los malos espíritus y augurar buenas cosechas. Es una fecha señalada y propicia para disfrutar de la sauna, bañarse en los lagos, disfrutar de los encuentros con la familia y los amigos en torno a una barbacoa y bailar en las fiestas de pueblos y ciudades.






Fotos: Niko Laurila, Eetu Ahanen, Kulturanta resort, Jussi Hellsten, Julia Kivelä, Mikko Nikkinen y Tiina Tahvanainen (Visit Finland)