El cierre del espacio aéreo ruso está pasando factura, de manera muy notoria, a la aerolínea nacional finlandesa. En los últimos años, Finnair había forjado una parte importante de su estrategia comercial en el tráfico hacia Asia, pasando por el hub del aeropuerto de Helsinki Vantaa. Pero ese modelo se ha caído ante la evolución de los acontecimientos derivados de la guerra de Ucrania y pone en aprietos el modelo económico-financiero de la compañía finlandesa, que trata de sobrevivir reduciendo costes y para ello, como siempre sucede, a costa del personal.
Este lunes Finnair ha vivido una jornada infernal, con la cancelación de unos doscientos vuelos, en virtud de la reacción del poderoso sindicato AKT, a modo de huelga ilegal, que ha avanzando que seguirán los paros de los TCP’s a los que la dirección quiere sustituir por otros más baratos, como una de las fórmulas para sobrevivir.
Las negociaciones con el sindicato no avanzan. A toda costa, Finnair quiere reducir gastos y empieza por el personal de vuelo, al que pretende sustituir por otros más baratos. Esa estrategia no es nueva. Pero no hay acuerdo y no parece fácil, por lo que es previsible que haya más líos en las próximas semanas, cuando empiece el fuerte de la campaña de invierno, en la que miles de finlandeses viajan a destinos más cálidos para alejarse del crudo frío polar.
Foto: Finnair