El patrullero de la Armada Bolivariana de Venezuela ARBV “Naiguatá” (GC-23) tardó unas horas en hundirse después de que fuera abordado por el crucero de turismo portugués “RCGS Resolute” y su tripulación fue rescatada 24 horas después del suceso por otras unidades militares que acudieron en su auxilio, informa el digital especializado indodefensa.com. Como es conocido, el buque que provocó el abordaje continuó su viaje en demanda del puerto de Willemstad, Curazao, sin ocuparse del rescate de los náufragos.
Mientras tanto, el comandante general almirante Giuseppe Alessandrello Cimadevilla, en una comparecencia en televisión, sostiene que el buque portugués que provocó el hundimiento del ARBV «Naiguatá» se encontraba en aguas territoriales de Venezuela. En su intervención se apoya en los medios de localización y aporta un video donde se aprecia el abordaje y los golpes reiterados del barco portugués y el agua inundando pasillos, además de unos audios con las conversaciones sostenidas por radio previas al desenlace.
El buque de bandera portuguesa, propiedad alemana y parte de la tripulación ucraniana, se resistió a la detención por parte del patrullero venezolano, después de que un tripulante con dominio de la lengua española se disculpara ante el supuesto desconocimiento de que se encontraban en aguas territoriales de Venezuela y trata de reanudar con evasivas la marcha desobedeciendo la orden de dirigirse al puerto de Pampatar, en la isla de Margarita.
Desde el patrullero se hicieron disparos con un fusil de asalto AK-47, momento el que el buque portugués interrumpió la comunicación, subió revoluciones de la máquina e impactó contra el patrullero que trataba de detenerlo.
Según fuentes próximas a la Armada Bolivariana a las que se refiere infodefensa.com, además de las infracciones cometidas por el buque de bandera portuguesa “existen otros hechos, vinculados a la actuación del buque venezolano, que pudieron haber contribuido de manera determinante al accidente”.
Se refiere, en concreto, a que el comandante del patrullero venezolano “no habría respetado el diámetro táctico de cada buque, una distancia específica que, ante una maniobra extraña como la que hizo el Resolute, posibilita al comandante maniobrar sin riesgo a la navegación”, pues ambos buques se encontraban aproximadamente a unos 200 metros.
“Estando a tan corta distancia, de acuerdo con las fuentes consultadas, el comandante de la patrulla no debería haber ordenado girar todo el timón a estribor –como se escucha en las grabaciones– porque, al estar los buques tan cerca, la popa es lo primero que cambia de rumbo y se le dirige en contra. En cambio, la orden tendría que haber sido parar máquinas o efectuar otra maniobra”.
Se resalta, asimismo, “que el buque debería haber estado totalmente compartimentado. Cada buque de guerra tiene mamparos estancos y a la hora de este tipo de acciones, como la visita y el registro, estos deben estar a nivel de combate, como así también las escotillas encontrarse cerradas. De esta manera, si hay entrada de agua por algún lado, el barco no se hunde”. Según las fuentes a las que se refiere infodefensa.com, “se puede concluir que el navío de la Armada no estaba compartimentado o no se respetaron las condiciones de cierre para mantener el buque estanco”.
El comandante del patrullero “Naiguatá” (GC-23) tenía tanto la autoridad para ordenar al capitán del buque “RCGS Resolute” que lo siguiera al puerto indicado como para efectuar disparos de advertencia. Sin embargo, en esta ocasión “señalan problemas con el armamento” a bordo, pues el cañón OTO Melara de 76 mm situado a proa estaba inoperativo, el cañón de 35 mm no tenía munición y las ametralladoras de 12,7 mm no fueron utilizadas, lo cual “explicaría el uso de un AK-47, fusiles efectivos a corta distancia y que no deben haber tenido ningún efecto intimidatorio”.
Fotos: Antonio Sáez y @twitter