Se cuenta la anécdota de que en 1955, cuando Iberia tomó la decisión de comprar sus primeros aviones Convair CV 440 “Metropolitan”, se planteó la opción de que vinieran equipados con dos extras para la época como eran el radar de exploración meteorológica y el piloto automático. Pero los rectores de Iberia no estaban por la labor de invertir mucho más dinero y dieron a elegir al comité de pilotos que presidía Ansaldo entre uno u otro y se decantaron por el primero, pues en cuanto al segundo, “para eso tenemos al copiloto”.
En abril de 1957 llegaron los cinco primeros aviones Convair CV 440 “Metropolitan”, a los que siguieron otros doce entre 1959 y 1964 –algunos adquiridos de segunda mano–, comprobada su fiabilidad técnica y operativa y el agrado con que fueron recibidos por los pasajeros. Este modelo de avión bimotor –varios de los cuales recibieron nombres de monumentos nacionales–, volaba a 460 km/h, podía llevar entre 44 y 55 pasajeros y relevó progresivamente a la flota Douglas DC-3 en los vuelos de la red nacional hasta su retirada a partir de 1971.
Tres pasaron a volar durante una temporada para la compañía ecuatoguineana LAGE, cuatro fueron vendidos al Ejército del Aire y los restantes causaron baja en el transcurso de 1972. Aviaco también operó seis aviones de este modelo. Del lote que tuvo Iberia, dos de ellos sufrieron accidentes graves: EC-ATB, el 12 de octubre de 1962 en Carmona, apenas casi dos meses después de su entrega y EC-ATH, el 31 de marzo de 1965, en las proximidades de Cabo Espartel.
Foto: archivo de Francisco Bonilla Márquez