Hubo un tiempo, entre 1964 y 1968, en que la aerolínea española Aviaco operó la versión del avión AT-98 Carvair, que era una modificación del Douglas DC-4 a cargo de la compañía británica Aviation Traders (Engineering) Limited (ATL), desarrollado por Freddie Laker. Por su aspecto recuerda al Bristol 170 y algunos autores lo consideran precursor, en cierto modo, del legendario Boeing B-747 “Jumbo”, dotado con nuevo morro, cabina de mando más elevada y dos grandes compuertas delanteras que se abrían para el embarque de cinco coches.
Propulsado por cuatro motores Pratt & Whitney Twin Wasp R.2000 de 1.450 caballos de potencia cada uno, los planos, el tren de aterrizaje y el fuselaje eran los del Douglas DC-4, pero la deriva tenía una superficie similar al Douglas DC-7. Disponía de acomodación para 23 pasajeros y en total, Aviation Traders transformó 21 aviones DC-4, de los que Aviaco tuvo tres, dos de ellos en propiedad y uno alquilado.
El proyecto del avión Carvair (Car by Air) corresponde a un ferry aéreo para cruzar el canal de la Mancha, en el que los automovilistas privados y deportivos encontraron un medio de transporte novedoso que generó un negocio de cierta importancia, pese a que tenía un nicho de mercado limitado.
Su existencia en España fue la de un llamativo protagonista de lo que entonces se denominó “puente aéreo” en la línea Barcelona-Palma, época en que el turismo estaba consolidando posiciones y llegar en coche por vía aérea era todo un privilegio. Aviaco también realizó vuelos a Palma desde Valencia y Nimes, añadiendo así un singular atractivo con una publicidad que surtió efecto, hasta que el transporte marítimo, con la incorporación de los ferries de la clase “Juan March” de Trasmediterránea, posibilitaron hacerlo con gran comodidad y capacidad.
Foto: Francisco Andreu Plaza