En el día de hoy, al orto, se cumple aniversario de la fecha en la que un viejo y buen amigo, el capitán Tomás González Sánchez-Araña (1941-2012), emprendió su última singladura. Había llegado el momento, todavía en edad temprana, de largar cabos definitivamente para emprender su viaje eterno después de dos años de lucha constante contra el temporal más bravo y persistente de su vida. Nos dejó con una doble satisfacción: la de haberle conocido y tenido entre los mejores amigos y la de recordarle siempre.
Histórico capitán de la flota de CEPSA, cuya responsabilidad asumió joven, ostentó, entre otros, el mando de los petroleros “Bailén” (1º), “Hespérides”, “Talavera” (1º), “Gerona” (1º) “Zaragoza” (2º), “Albuera” (1º), “Astorga” (1º), “Moncloa” y “Arapiles” (2º). Por medio hubo un paréntesis de cuatro años en CEPSA y mandó el ferry “Benchijigua”, de Ferry Gomera, entre octubre de 1974 y septiembre de 1977 y el catamarán “Alisur Amarillo”, de la compañía Alisur. Relevó en varias ocasiones, con carácter interino, a Salvador Casanova en su cargo de práctico del puerto de San Sebastián de La Gomera.
Sus expectativas de conseguir plaza de práctico titular se vieron frustradas, por lo que volvió de nuevo a CEPSA como primer oficial de los petroleros “Gerona”, “Valencia” y “Lérida”. En abril de 1988, cuando se vendió la flota, pasó de capitán a Maersk España y desempeñó el mando de los petroleros “Maersk Gerona”, Maersk Valencia” y “Maersk Lérida”. En resumen, fue oficial y capitán de buques petroleros durante más de 27 años y de ellos, quince años de capitán al mando de 16 buques petroleros de crudo y productos refinados.
La creación de la Sociedad Estatal de Salvamento (SASEMAR) permitió al capitán Tomás González Sánchez-Araña la oportunidad de trabajar en el ente público desde sus inicios (octubre de 1993), desempeñando durante doce años la jefatura de la torre de control de Tráfico Marítimo de Santa Cruz de Tenerife. Etapa muy intensa, con frecuentes rescates e intervenciones de diverso tipo, ejercicios de formación, conferencias y un largo etcétera de actividades.
Asumió responsabilidades importantes en la primera etapa del Plan Nacional de Salvamento en Canarias, que tanto ha beneficiado a la comunidad naval y marítima con su presencia y sus actuaciones salvando vidas humanas en todo tipo de circunstancias. Es llamativo que el ente al que dedicó tantos esfuerzos, SASEMAR, le haya negado el reconocimiento justo y merecido, no así la Cruz Roja Española o la Real Liga Naval Española, que le distinguieron con la Medalla de Plata y el Ancla de Oro, respectivamente.
Le vimos por última vez el Día de Canarias, en su habitación del Hospital Universitario “Nuestra Señora de Candelaria”. Al despedirnos, Tomás quedó plácidamente acostado para “dormir la siesta del contramaestre”. Supimos, entonces, que cuando despertara y subiera de nuevo al puente, ordenaría su última maniobra y, entre puntas, enfilaría rumbo a mar abierta en la que desde aquella mañana de junio de 2012 navega en plena libertad, en su viaje eterno.
Foto: Juan Carlos Díaz Lorenzo