En memoria de José Ramón Buitrón, capitán de CEPSA

Se ha cumplido algo más de un año de la partida terrenal de José Ramón Buitrón Sánchez, a quien conocimos en sus años de desempeño profesional como capitán de CEPSA, aquella gran compañía petrolera que nos enorgullecía por tantas razones y después de Mar Petrol, cuando se vendió la flota de la primera. El 19 de marzo de 2018 largó amarras en el comienzo de su viaje eterno y desde Estepona, Málaga, donde residía, su hijo mayor, que se llama igual que su padre, nos escribe contándonos cosas que nos permite conocerle mejor.
El capitán Buitrón Sánchez nació en un pueblo de León y desde joven sintió la llamada del mar. Nada extraño que sea un marino de tierra adentro, pues conocemos muchos casos de excelentes profesionales y mejores personas. Durante años, José Ramón vivió en Santa Cruz de Tenerife, donde se casó y formó familia. La capital tinerfeña fue, durante mucho tiempo, sede de la inspección de la Flota de CEPSA, y ello estaba plenamente justificado por la existencia de la refinería, que fue durante su dilatada existencia la primera industria de Canarias.
Del capitán Buitrón recordamos saludarle en el tiempo en el que estuvo al mando de los petroleros de crudo de CEPSA –“Gerona”, “Lérida”, “Zaragoza”… – y, en especial, en el petrolero “Vitoria”, pues le correspondió hacer la entrega del mismo a la compañía Alandia Tankers en aguas del puerto tinerfeño, de donde salió renombrado “Alandia Warrior”.
En su misiva, su primogénito describe bien a su padre y así le recordamos, cuando escribe:
“Mi padre fue un hombre que dedicó y, sobre todo, amó a su profesión y dedicación por el mar. Tuve la fortuna de navegar con él en el buque ‘Eloísa’, cuando yo era adolescente, en mi época de estudiante, algo que jamás olvidaré. Fueron tantos momentos con mi padre, y a la vez tantos meses y años estando lejos tanto mi madre como mis hermanos, mientras que él navegaba por todo el mundo para darnos lo que hoy somos, y ahora en estos años pasados, tras su retirada, fue cuando empezábamos a disfrutar de su presencia.
Mi padre era un hombre de carácter y decisión, claro en sus ideas y siempre directo en su forma de hablar, serio, honrado, sereno, formal y a su vez un enorme corazón. Un estudioso incansable de su profesión. Todo un referente que seguir y admirado allá por dónde pasaba gracias a un carisma sin igual. Un profesional de altísima capacidad, que además de ser mi padre, lo adoraba, y en el fondo, el capitán de mi vida… Ahora me toca honrarlo y es lo menos que puedo hacer por él”.
Foto: cedida