Francisco Ameijeiras Castro, ex vicecónsul de Finlandia en La Coruña, emprendió ayer su última singladura terrenal. Sabíamos de su delicado estado de salud desde hacía tiempo por su hija María Luisa, que es la actual cónsul de Finlandia en la Ciudad de Cristal. Este abogado gallego, de larga y fructífera trayectoria vital, nos deja el recuerdo de la amistad bien entendida en las ocasiones en las que tuvimos oportunidad de saludarle, la última de ellas en Madrid, con motivo de la despedida a la embajadora Maija Lähteenmäki.
Nacido en 1935 en La Coruña, en su infancia emigró con su familia a Buenos Aires (Argentina) y regresó a Galicia para realizar sus estudios de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, en la que se licenció en 1958. Comenzó su andadura profesional en la Administración local como secretario de los ayuntamientos de Ares y Betanzos y su despacho profesional.
En 1972 se vinculó a la empresa editorial de “La Voz de Galicia”, en la que permaneció por espacio de cuarenta años, primero como asesor jurídico y después como letrado asesor y secretario del consejo de administración, en sustitución de Manuel Iglesias Corral. Desempeñó, además, el cargo de vicesecretario de la Junta de Fundadores y miembro del patronato de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre. Aunque jubilado desde 1997, permaneció vinculado al grupo editorial hasta 2004, en que los problemas de salud le apartaron de su actividad profesional.
En 1996 recibió la Cruz Distinguida de primera clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, en reconocimiento a su labor como letrado. Desde 2007 estaba en posesión, asimismo, de la Orden del León de Finlandia en grado de Caballero de primera clase de manos, que recibió de la embajadora Maija Lähteenmäki. Hasta su jubilación, el cargo de cónsul de Finlandia en La Coruña lo ostentó Santiago Rey Fernández-Latorre, mientras que en Vigo lo desempeña Salvador Barreras. En 2014 el Colegio de Abogados de La Coruña le entregó su medalla de oro en reconocimiento a su trayectoria y personalidad.
Descanse en paz el apreciado y admirado amigo. Enviamos un fuerte abrazo a Chicha, su mujer y a María Luisa, su hija, distinguida colega consular.
Foto: César Quian / La Voz de Galicia