Querido Fran:
Las vueltas de la vida quisieron que nos conociéramos hace ya unos cuantos años al calor de la amistad en el tornaviaje que une a Asturias y Canarias, o a Canarias y Asturias, que para este caso son lo mismo. Aquí y allá, con el Atlántico de por medio, sentimos el mismo calor, el mismo afecto y la misma cortesía de una forma tan amplia y generosa que, sencillamente, acabó volviéndose entrañable.
Comprendimos pronto cuál era tu altura emocional como persona y tu calado como amigo, algo que nos ha acompañado siempre. ¡Qué suerte hemos tenido al conocerte! ¡Qué suerte han tenido tus muchos amigos y compañeros de Cudillero, de Llaranes, de Cajastur, del coro “Amigos de Miranda” y no digamos qué suerte y qué privilegio ha tenido tu querida familia!.
Por eso, cuando me han pedido que hable hoy en nombre de todos, no sé muy bien por dónde empezar: si por la persona o por las vivencias que hemos tenido la fortuna de compartir —y donde lo segundo es un claro vínculo y referente de lo primero—, desde que anidó entre nosotros el espíritu fecundo de la amistad transparente y desinteresada que hemos cultivado primorosamente.
Porque si empiezo por lo segundo, y no es una cuestión de preferencias, a decir verdad, nos ha faltado tiempo para seguir disfrutando y haciendo cosas. Y cuando digo nosotros, digo primero tu familia y después incluyo a todos tus amigos, entre los que nos encontramos. Cosas sencillas que dejan huella en nuestras vidas, fruto de los años vividos, que ya se han vuelto apacibles y tranquilos; que gratifican el alma, valoran mucho los gestos y los afectos y produce una satisfacción inmensa cuando se disfruta de una amistad leal y honesta, pues es cierto que nos hace sentir un poco más y mejores personas cada día y de alguna manera transmite la huella indeleble de las cosas bien hechas, esa suma de cosas que son como un compendio y un refrendo emocional de la satisfacción del deber cumplido.
Las vueltas de la vida nos llevaron a disfrutar de la grandeza de Asturias de tu mano y de Mirtha, de Suso y de Elena y de otros queridos amigos y nosotros les correspondimos en Canarias, donde, por cierto, querido Fran, tenemos algunos asuntos pendientes, lo mismo que con el querido Suso, como la prometida visita a mi isla natal, que es la isla de la gran Caldera de Taburiente y de los volcanes Teneguía y Tajogaite.
Eso dicho en lo que a nosotros respecta es poco, pues, sin duda, el camino recorrido ha sido mucho más largo y fructífero, por lo que es justo que evoquemos aquí la memoria de quienes te acompañan, de tantas vivencias que forman parte de tu patrimonio personal y familiar en tu Asturias natal, de tu infancia en Cudillero, de tu juventud en Llaranes, de los años de intenso trabajo en las responsabilidades asumidas y compartidas en Cajastur, de la vocación musical que envolvió una parte de tu vida con el coro “Amigos de Miranda” que hoy te rinde su emocionado homenaje de gratitud, de la ingente cantidad de familiares y amigos que te acompañan en este adiós terrenal y, especialmente, de la dedicación y el amor sin límites vivido junto a tu familia. Porque somos y seremos siempre así: viajeros de la vida, viajeros del conocimiento, viajeros generosos de la amistad y el afecto y viajeros comprometidos con nuestra sangre y nuestras raíces.
Y para no alargarme, querido Fran, retomo el hilo inicial para hablar de lo primero y principal: de la persona. De la persona de Fran Aldama García, Aldama para todos. Del valor de la persona amable, gentil y generosa. De la persona íntegra, responsable, respetuosa y prudente que siempre hemos conocido y disfrutado. De la persona culta que rezuma la grandeza de Asturias por los cuatro costados. De la persona que retumba en todos nosotros el eco de una voz serena y precisa, con su timbre característico, entusiasta, alegre y optimista. Optimista, incluso cuando el optimismo ya flaqueaba entre nosotros en los últimos días.
Estas no son, querida familia Aldama Pruneda y queridos amigos, palabras para la tristeza, sino palabras para la alegría. Sí, para la alegría. La alegría y el privilegio que hemos sentido y tenido todos nosotros de conocer y compartir, cada cual en su parcela y en su etapa de la vida, el vínculo que nos une con Fran Aldama y de que se hayan cruzado en nuestras vidas, por los designios del destino, unas personas tan especiales y entrañables como Fran Aldama y Mirtha Pruneda.
Como les decía, con Mirtha y Fran hemos sentido el arraigo profundo y emotivo de Asturias, hemos aprendido, conocido y querido más y mejor a esta tierra norteña para nosotros atractiva y generosa. Y siendo lo nuestro de gran valor, que lo es, estamos seguros de que todos ustedes tienen mucho más que decir en la hora del reconocimiento y la gratitud a la persona de Fran Aldama, de lo que quien les habla pueda expresarles.
Querido Fran: el destino ha querido que asistamos hoy a tu despedida terrenal. No es un tópico cuando decimos que vivirás siempre en la memoria fértil de quienes te queremos, porque siempre será así: eres grande como persona y eres grande como amigo, con todo lo que eso implica y significa. Siempre serás bien recordado por todo lo que has sembrado y ahora recoges a manos llenas y ya sabes que quien vive en la memoria y en los corazones, vivirá para siempre.
Muchas gracias, Fran, querido, por todo y por tanto.
Muchas gracias, querida Mirtha y muchas gracias a todos ustedes por la inmerecida y emotiva confianza otorgada en este día.
Descansa en paz.
Francisco Manuel Aldama García falleció el 30 de agosto de 2024 en Oviedo, a los 79 años.
Avilés, 31 de agosto de 2024
1 comentario
Precioso homenaje y muy merecido