La Palma, una Isla del Atlántico

Elías Yanes, in memoriam

Monseñor Elías Yanes Álvarez, don Elías, emprendió anoche el viaje eterno hacia la Casa del Padre. Tenía 90 años de edad, que son muchos en la vida de una persona y lo ha hecho dejando la estela del magisterio fecundo de una de las más destacadas personalidades de la Iglesia Católica de nuestro tiempo. Tuvimos ocasión de tratarle e incluso le entrevistamos en nuestra etapa periodística y siempre abrigamos la impresión de que nos encontrábamos ante un hombre relevante, intelectual de gran inquietud y profundo en sus convicciones, un paisano prudente, austero, con apariencia de tímido, amable y cercano que supo honrar a su isla natal con sus mejores afanes.

Su apariencia física delataba el paisanaje. Nació el 16 de febrero de 1928 en Villa de Mazo y el 31 de mayo de 1952 fue ordenado sacerdote en el Congreso Eucarístico de Barcelona. Como el joven Elías Yanes tenía ansias de superación, de saber y querer ser más y mejor persona, en 1953 se licenció en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y en 1957 en Derecho Canónico y años más tarde obtuvo el doctorado en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

De regreso a la diócesis nivariense, Elías Yanes compaginó la docencia en el Seminario de La Laguna, donde impartió clases de Teología Dogmática y de Formación Religiosa en la Escuela de Magisterio. Fue consiliario diocesano de Acción Católica Juvenil, Acción Católica de Adultos, cursillos de cristiandad y de la Junta Diocesana de Acción Católica. Participó en los inicios de los movimientos obreros Jóvenes de Acción Católica (JOC) y Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y más tarde fue profesor de Catequética en el Instituto Superior de Pastoral, dependiente de la Universidad Pontificia de Salamanca, en Madrid y miembro del Secretariado Nacional de Catequesis.

De esta etapa en Tenerife y en pleno franquismo, Elías Yanes tuvo problemas y enfrentamientos con las autoridades de la época y sufrió el rechazo de una parte de la jerarquía católica, que lo consideraba demasiado progresista, rayano en la izquierda, por lo que fue sometido a arresto domiciliario y se ordenó la disolución de las organizaciones juveniles a las que hemos hecho referencia. Es conocida su enemistad con el obispo Franco Gascón y, sin embargo, aquella situación complicada, aunque incluso llegó a ocasionarle una crisis en su vocación, consiguió superarla con creces y habría de depararle un futuro prometedor.

Profundamente marcado por los postulados del Concilio Vaticano II, cuando se encontraba realizando estudios superiores en Roma, el 30 de octubre de 1970 fue preconizado obispo titular de Mulli y auxiliar de la diócesis de Oviedo y el 28 de noviembre del citado año lustral fue consagrado en Santa Cruz de La Palma, capital de la isla donde había nacido. La figura del obispo auxiliar fue una estrategia del Vaticano para sortear el veto que imponía el Concordato entre la Santa Sede y el gobierno franquista, mediante el cual el nombramiento de los obispos titulares españoles tenía que ser sometido a la aprobación de Franco, cuestión que desapareció en 1975 cuando el rey Juan Carlos I asumió la jefatura del Estado.

A partir de entonces la carrera eclesiástica de Elías Yanes resultó imparable y altamente provechosa, en la que le tocó vivir acontecimientos muy destacados en la vida social, política, económica y religiosa de nuestro país, pese a que nunca fue del agrado de las altas esferas del franquismo ni de una parte del episcopado. Está reconocido su papel junto al cardenal Tarancón en la Transición española, en la mediación de la Iglesia a favor de la democracia y en la separación de poderes Iglesia-Estado, entre otros aspectos destacados.

Arzobispo de Zaragoza desde el 4 de junio de 1977, desempeñó el cargo hasta el 2 de abril de 2005, fecha en que fue aceptada su renuncia por el Papa Juan Pablo II. Y es que don Elías, como destaca el profesor López Mederos, que había desempeñado importantes responsabilidades en la modernización de la Iglesia Católica en España, nunca tuvo el apoyo de la curia cardenalicia conservadora, al estar señalado por su “excesivo progresismo”, razón lo cual el pontífice polaco le negó el nombramiento de cardenal, pese a su larga y fructífera carrera.

Elías Yanes también tuvo sus problemas durante su etapa en Zaragoza, pues como señala el sacerdote y periodista Enrique Ester, “su rigurosidad intelectual le produjo contratiempos y adversarios, ya que siempre afirmó la Tradición de la devoción pilarista, pero nunca la rigurosidad histórica de la misma”. Su broche de oro, al final de su etapa como arzobispo, llegó con la celebración del centenario de la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Pilar, con una peregrinación nacional al santuario mariano, en el que siempre terminaba sus homilías invocando a la Virgen.

En la Conferencia Episcopal Española, Elías Yanes siempre ocupó cargos relevantes: secretario general (1972-1977), presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1978-1987), vicepresidente de la Comisión Permanente del Episcopado (1987-1993) y presidente de la Conferencia Episcopal (1993-1999), cargo con el que llegó a la cumbre de su carrera eclesiástica, así como miembro del Comité Ejecutivo (1999-2005). Entre 1993 y 1999 ocupó también el cargo de vicepresidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de los Países de la Unión Europa (COMECE).

Monseñor Elías Yanes fue un hombre de un dinamismo excepcional. Lector incansable, Su Ilustrísima tenía una impresionante capacidad de trabajo, una cultura vastísima, un lenguaje sencillo y rico al mismo tiempo, una humildad admirable y se mantuvo sin desmayo en el cumplimiento de su vocación y de sus obligaciones, siempre en su línea vital de razón y entendimiento. En vida hizo donación de su extensa biblioteca personal al Seminario Metropolitano de Zaragoza, ciudad a la que se arraigó los últimos cuarenta años. Su preocupación social determinó que trajera desde Italia, en la década de los años ochenta, la Fundación Proyecto Hombre, que tanto ha contribuido a mitigar los problemas de drogadicción. En el aspecto teológico su gran pasión fue el estudio y el acercamiento de la Trinidad, a cuyo empeño dedicó gran parte de sus trabajos, libros y grupos de espiritualidad, así como a la catequesis. 

Distinguido como Hijo Predilecto de Villa de Mazo e Hijo Predilecto de La Palma, a comienzos de 2015, cuando llegó el momento del cese de sus múltiples compromisos, don Elías dedicó su vida al estudio y la oración desde su residencia en Zaragoza y ahora nos llega la noticia triste de su partida terrenal. Nos queda, sin embargo, la inmensa satisfacción de haberle conocido y tenido y sentido entre nuestros paisanos queridos, a quien valoramos y agradecemos con toda humildad su trayectoria generosa y admirable.

Descanse en paz.

Foto: cedida

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