El volcán tiene alma mala

El volcán la respetó. Llegó cerca, a cinco metros. Parecía un milagro. Allí nació mamá y sus siete hermanos. Allí nacieron mis hermanos y nací yo. La ceniza no pudo con sus tejas y paredes de hace dos siglos. El volcán tiene alma mala. Nos tuvo en alerta desde el 19 de septiembre fatídico. Se llevó primero huertas, corrales y una casita que me sirvió de cuarto de estudio en épocas de escasez. Vengativo, maligno.
Hoy se llevó lo que quedaba. Ante tres mil personas que ya han perdido sus viviendas, fincas, negocios e ilusiones, parece un lamento sin mucho sentido. Pero es que un poco más abajo estaba mamá enterrada en nicho compartido con papá y mis abuelos. Ya no hay un lugar a dónde ir a ponerle flores. Y era, como todas las madres, una mujer integra, luchadora y solidaria.
No busco consuelo, sólo expresar mi pesar, que psicológicamente sirve. Ya he vivido otras desgracias y alivia, algo alivia. Vendrán más infortunios. Y pronto. Y llegó. Borja, yo sabía que estaba y tampoco está. También se lo llevó… dicen que había 3.610, un número, no nos sirven los números. Ahora toca llorar, pero dónde.

Fotos: TicomSoluciones y Primitivo Roberto Jerónimo Pérez
Sin comentario